Una mujer ejemplar

Bien dicen que una mamá no sólo es la que engendra, también es aquella que alimenta el alma, los guia en cada uno de sus sueños, les da alas, pero sobretodo les enseña a volar, y ese es el caso de Laura Martínez de la Mora, directora de la Villa Infantil de Irapuato.
En el 2000, Laura, quien se define como una mujer a la que siempre le han gustado los niños, llegó a la Villa Infantil, con la firme intención de marcar la diferencia en la vida de todos aquellos infantes que por diversas circunstancias están lejos de sus padres. “Creo que este fue un proyecto en el que tuve la oportunidad de reedificar mi maternidad, aprender mucho más de la habilidad de crianza” compartió De la Mora, quien tiene dos hijos, fruto del gran amor que vive a diario con el hombre de su vida, Eduardo de la Mora.
A lo largo de 15 años, la directora de la Villa Infantil se ha enfrentado a grandes retos, entre ellos; establecer un modelo de atención, elaborar propuestas educativas, y lo principal saber separar esa delgada linea del trabajo con su función fuera de la organización “Al principio era muy estresante para mi, porque me iba a mi casa y me costaba mucho trabajo manejar la angustia, la necesidad de afecto, pero la experiencia te va dando esta capacidad” recordó Laura, quien además aseguró que en este largo pero gratificante trayecto, siempre ha contado con el apoyo incondicional de su esposo e hijos.
Para Laura, hablar de su vida, es referirse a esta institución “No podría contar mi historia sin que la Villa Infantil la marcara por completo”.
Entre los múltiples recuerdos de esta gran mujer, se encuentra uno que en cierta ocasión uno d e los pequeños dijo: “Uno de los niños una vez dijo, Laura no es mi mamá pero es su representante, cosa que me movió profundamente” expresó Laura, quien tiene en claro que una familia es un grupo de personas que se quieren, se ayudan y se acompañan en la vida, como es el caso de la Villa Infantil.
Y como en todas las familias, hay días buenos y malos, “Hay procesos complicados pero no deja de ser un reto, no hay día igual, siempre tenemos que estar reinventando.

Zeltzin  es madre, amiga y hermana

A los 17 años Zeltzin Ortiz Hernández se convirtió en mamá y papá de una linda pequeña quien ahora es una jovencita muy guapa ella es Nadia Ashontti Blancas Ortiz, aunque para ella no fue fácil ser mamá y papá a la vez, sin embargo es una gran satisfacción porque somos madre e hija, pero nos consideramos hermanas, amigas, porque hay mucha comunicación compañerismo.
Mi hija es una satisfacción muy grande, porque es una excelente niña  con una capacidad y valores muy grandes, mi hija me llena en todo los sentidos, tengo mucho amor para brindarle y sabe que siempre contará conmigo.
Además de realizarse como una mamá muy joven, hoy en día juntas comparten parte de su tiempo y su trabajo, en su negocio de serigrafía, anteriormente ya habían tenido algunos otros negocios y siempre han estado unidas, su hija se encarga del área de comunicación y yo me encargo más del área de publicidad.
Como mamá Zeltin se define triunfadora y con esos valores que desde muy pequeña ha inculcado a su hija.

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