Vendiendo sus nopales a bordo de su bicicleta, don Ramón Solorio va por toda la ciudad para sacar adelante a 4 hijos estudiantes.
Afirma que ni las malas ventas ni las inclemencias del tiempo lo detienen para salir a ofrecer sus productos, ya que mucha gente lo espera para cocinar los ricos nopalitos.
Afirma que viene desde el Fraccionamiento El Ensueño y su productos ya no son sólo nopales, de vez en cuando ofrece xoconostles y ejotes. Advirtió que las ventas están malas, la gente no tiene dinero y debe llevar el sustento a su hogar para continuar dándole estudio a cuatro de sus hijos.

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