Mil 500 habitantes de Santa María del Mar, en Oaxaca, dependen de dos lanchas para sobrevivir. Significan su último recurso.
Desde hace cinco años, un conflicto territorial obligó a los pobladores de esa agencia a navegar unos 30 kilómetros sin chalecos salvavidas en las aguas de la Laguna Superior del Golfo de Tehuantepec, para llegar a Santa María Xadani y luego trasladarse a Juchitán, la cabecera municipal.
Ese arriesgado viaje, que incluye a personas de la tercera edad, enfermos y niños, es vital para llevar algunos pescados cocidos con sal, venderlos y luego adquirir lo que alcance en víveres.
“Más del 95 por ciento del pueblo se dedica a pescar, entonces llevan lo que pueden, camarón, lagosta o jaiba a Juchitán, lo venden y sobreviven con lo poco que les dan para comprar frijoles o arroz”, explicó Efraín Solano, asesor de los pobladores de Santa María del Mar.
La agencia municipal cuenta con cuatro lanchas en total, pero sólo tiene dos motores. Una de ellas ya presentó fallas.
Los pobladores tienen que aportar una cuota de 25 pesos a los conductores de las lanchas para la gasolina de los motores, y ya en la embarcación tienen que soportar hasta tres horas los ventarrones y golpes del oleaje, que hacen difícil la navegación.
La tarea sería más sencilla si se trasladaran 40 kilómetros en vehículo sobre la carretera Libertad, a Salina Cruz, donde originalmente vendían su pesca y adquirían víveres.
Pero por unas rencillas territoriales con los comuneros de San Mateo del Mar, los pobladores tienen prohibido utilizar desde 2009 esa única vía terrestre.
Entre ambas poblaciones los comuneros de San Mateo colocaron una cadenas y montaron una guardia armada para evitar el paso a hacia Santa María y viceversa. No pasa ni la policía.
“Existe una guardia armada, en el paso hay cadenas, postes atravesados, no entra nadie, incluidos policías, quien lo intente es golpeado. Hace dos años nueve policías estatales fueron retenidos y golpeados”, reprochó Solano.
Las diferencias entre ambas poblaciones nacieron cuando los comuneros de San Mateo invadieron en 2008 mil 300 hectáreas de Santa María, que ahora utilizan para la engorda de ganado.
Los de Santa María demandaron el hecho ante un tribunal agrario y luego de seis meses de litigio, la autoridad ordenó a San Mateo regresar las tierras. La demanda enfureció a los de San Mateo y en castigo aislaron a sus vecinos.
A esa calamidad, los habitantes de Santa María suman la falta de energía eléctrica.
Desde hace seis meses los comuneros de San Mateo les derribaron tres postes de la CFE.
Ahora, además de aislados, los afectados no pueden conservar su pesca ni sus propios alimentos, pues aunque poseen una pequeña planta de luz, esta iluminó tres horas al día parte del poblado hasta el pasado 20 de mayo, cuando se descompuso.
“Estamos en tinieblas, olvidados, como en una isla lejana, sin apoyo”, resume el encargado de la agencia municipal, Tarcicio Jiménez.
Santa María cuenta con un centro de educación preescolar, una primaria, una telesecundaria, pero los profesores prefieren no arriesgarse en las lanchas y no hay clases.
También cuenta con una clínica, pero carece de doctores debido a la falta de luz, por lo que los enfermos y las mujeres embarazadas tienen que subirse a las lanchas para atenderse en Juchitán.
Rechazan regresar tierras en conflicto
Habitantes de San Mateo del Mar advirtieron que no acatarán la resolución de un tribunal agrario para regresar mil 369 hectáreas a sus vecinos del poblado de Santa María del Mar.
La decisión se tomó en un acuerdo de Asamblea en la que participaron comuneros indígenas de San Mateo.
José Luis Rangel Saldívar, representante de una de las tres secciones y de los tres barrios que se ubican en la cabecera municipal, expresó que el conflicto agrario territorial con los pobladores de Santa María del Mar inició en 1994.