Existen pocas situaciones más incómodas que mantener una conversación con alguien qe tiene mal aliento.
Esta tesitura resulta desagradable para el oyente, por causas obvias, y para el hablante, que notar que el otro ha “olfateado” su problema, empieza a ponerse nervioso, y lo peor es que no se siente apenado solo ante quien tiene enfrente, sino en todas sus relaciones: afectivas, sociales y laborales.
Efectivamente, el 30% de los adultos padecen o han padecido halitosis en alguna ocasión y esto acarrea consecuencias por las posibles implicaciones de salud, pero también porque afecta psocológicamente al individuo que la padece.
El plan de acción para combatirla es el siguiente:
1. Acuda al dentista, quien le remitirá al especialista adecuado.
2. Sométase al tratamiento que le proponga su endocrino, otorrino o médico digestivo (esto sucede en pocas ocasiones, ya que en el 90% de los casos el problema no trasciende de la clínica dental).
3. Evite el consumo de alimentos ricos en grasa, ajo, picante, cebolla o alcohol.
4. Frote su lengua durante el cepillado.
5. Apóyese en productos naturales, como las hojas de menta o el té verde.
“Hay que tratar la halitosis de inmediato, en cuanto una persona lleva cuatro o cinco días con mal aliento, para evitar males mayores”, dice la odontóloga experta en halitosis Laiqi Xiang.
“Para ello, el primer paso radica en acudir a un dentista, pero no a un dentista cualquiera, sino a uno que tenga formación específica en este campo, que aplique los protocolos de actuación aceptados internacionalmente y que disponga de los medios tecnológicos adecuados para diagnosticar y tratar el mal aliento. Solo si reúne estas condiciones podrá localizar el agente etiológico y derivarnos al especialista que sea oportuno”, continúa la doctora.
Ojo con la dieta
y la higiene bucal

Existen infinidad de causas que originan halitosis: el ayuno prolongado, la obstrucción nasal, la sinusitis, diversas enfermedades metabólicas, el consumo de alcohol, el tabaco, el abuso de una dieta hiperproteica…
Curiosamente, y al contrario de la creencia popular, las halitosis de origen gastrointestinal representan un porcentaje mínimo del total, mientras que las originadas por causas orales (depósitos bacterianos en la lengua, sequedad bucal, infecciones orales…) son más del 90%, según los expertos consultados.
En cualquier caso, el mal olor siempre es más desagradable al despertarnos por la mañana, por una razón muy sencilla: el flujo salival disminuye durante la noche y las bacterias han tenido muchas horas para multiplicarse libremente por la lengua y por toda la cavidad bucal (cuando se produce más saliva, se resbalan y no se adhieren con tanta facilidad).
Un termo de té verde

Existen además, prácticas naturales sugeridas.
“Es recomendable frotar la lengua con hojas de menta (así eliminamos la película bacteriana de la superficie lingual), masticar hojas de perejil (la mayor producción salival y el olor tan intenso de esta planta ayudan a eliminar el mal olor) y tomar infusiones de té verde”, indica la especialista.
¿Y por qué esa tipología? Porque así lo sugiere un estudio de la Universidad British Columbia, publicado en La Revista Científica del Ilustre Consejo de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España (RCOE).
Según dicha investigación, estas infusiones disminuyen de forma asombrosa la concentración de sustancias en descomposición de la boca, además de ejercer un poderoso efecto desodorante.

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