Cientos de miles de personas, en su amplia mayoría mujeres, se movilizaron ayer frente al Congreso y en otras ciudades argentinas en respuesta a una convocatoria, inédita aquí, contra la violencia de género bajo el lema “Ni una menos”, que al mismo tiempo se convirtió en un grito de auxilio a la justicia y a las autoridades para que se ocupen del flagelo.
En una Argentina polarizada por las elecciones generales de octubre, la convocatoria reunió en la plaza frente al parlamento a políticos de todas las tendencias, artistas, intelectuales, activistas sociales y sobre todo ciudadanas comunes, abrumadas de leer todos los días titulares referidos a mujeres asesinadas, en su mayoría por sus parejas.
“En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos 7 años, los medios publicaron noticias sobre mil 808 femicidios. ¿Cuántas mujeres murieron asesinadas sólo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos. Pero sí sabemos que tenemos que decir basta”, dijeron los organizadores en un documento leído por artistas.
“El feminicidio es la forma más extrema de esa violencia y atraviesa todas las clases sociales, credos e ideologías…El problema es de todos y de todas. La solución hay que construirla en conjunto. Necesitamos sumar compromisos para cambiar una cultura que tiende a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte y no como una persona autónoma”, apuntaron.
Al frente de la multitud estuvieron los familiares de algunas de las mujeres asesinadas, portando sus rostros en carteles.
“Me tocó vivir en carne propia este flagelo con mi hija, quiero que me demuestren que en este país hay justicia”, dijo a la prensa Ana María Martínez, madre de Melina Romero, una adolescente de 17 años que desapareció de la puerta de una discoteca y cuyo cuerpo fue hallado un mes después dentro de una bolsa a las afueras de Buenos Aires.
“En los últimos siete años, 1,808 mujeres fueron asesinadas y éstos son únicamente los casos que están en los medios de comunicación. La sociedad está harta”, dijo Ada Rico, una de las titulares de La Casa del Encuentro.
Los organizadores lanzaron críticas contra el Poder Judicial, por su inercia; el Gobierno y los legisladores, que no cumplen con una ley contra la violencia de género de 2009 e incluso contra los medios de comunicación porque muchas veces legitiman un discurso de violencia social y cultural.

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