La historia de Miguel Cervantes es complicada, a sus 76 años de edad tiene que salir a la calle a pedir apoyos económicos a quienes van transitando, pues en casa tiene una esposa y un pequeño nieto a quien mantener y él, sin ningún trabajo que le genere entrada fija de dinero.
“No tengo trabajo, mis rodillas están muy mal y no puedo ahora laborar; me encantó mi época en la que trabajaba pero ahora ya no puedo”, declaró el señor de la tercera edad mientras se encontraba en el camellón del bulevar Lázaro Cárdenas cruce con Juan Pablo II.
Relató que cada que su condición física le permite sale a las principales avenidas de la ciudad apoyado de un bastón para pedir dinero, sin embargo, no todos los días son exitosos.
Con tristeza en el rostro y el cuerpo tembloroso dijo haber solicitado ayuda en programas como 65 y más sin poder conseguirlos, situación por la cual requiere emprender camino cada día en busca de algunos pesos para sobrevivir.
Sentenció expresando que no piensa “rajarse”, que hasta el último día que pueda buscará la forma de sacar adelante a su familia sin importar el enorme esfuerzo que deba hacer.

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