“Acá está ‘El Chapo’”, “Heeyy, acáaaa”, gritaron los reos del Altiplano durante el ingreso de medios a la celda de donde se fugó Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Los prisioneros, a rapa, asomaron sus cabezas entre sus rejas para ironizar sobre la fuga.
También resonaron las risotadas en el complejo V6 del penal.
Unos guardias los aplacaron a gritos y advertencias.
Para llegar a la celda 20 de Tratamientos Especiales, además de la aduana principal, hay que cruzar por dos áreas verdes, abarrotadas de pájaros.
Luego, entre puerta y puerta, de barrotes grises, se requiere cruzar 16 filtros mediante un sistema de apertura en la que no abre una si antes no cierra la anterior.
En cada filtro es visible una mujer vigilante que revisa desde una caseta de vidrio blindado la identificación de los demás custodios y de quien lo acompaña.
En todos los pasillos hay cámaras de circuito cerrado. Para el área de Tratamientos Especiales es necesario bajar 14 escalones hasta llegar a una división a los módulos 1 y 2, y a un comedor.
Esa caseta de vigilancia monitorea todos esos sectores mediante las cámaras y de manera visual a través de los pasillos.
“El Chapo” tuvo una “ventaja”.
Fue enviado a una celda que se ubica al final del pasillo. La primera, la más cercana al último filtro está marcada con el número 11, y así hasta la 20, la que habitó el capo durante 17 meses.
Desde el último filtro de seguridad hasta la celda 20 se camina unos 60 pasos. Luego la celda mide unos siete pasos de largo y cuatros pasos de ancho.
En todo el pasillo conocido como “dos”, hay cinco respiradores y 10 pequeñas ventanas, donde algunas aves anidan.
Las celdas también tienen ventanas, dos tomas para corriente eléctrica, un banco de concreto, lavamanos, baño y regadera.
Desde el pasillo donde estuvo “El Chapo” sólo se escuchan los píos de las aves y el cerrar o abrir de las puertas. Después de eso el silencio predomina en el área donde se escapó el capo.
Los ruidos para abrir el boquete por donde se escapó sólo pudieron haber sido confundidos con los de las obras de rehabilitación del Sistema Cutzamala o trabajos internos de impermeabilización.
Alta ingeniería
Para culminar el túnel y llegar hasta donde estaba “El Chapo” los cómplices utilizaron hasta soplete para el corte de varilla.
Bajo la regadera aparece el boquete por el que se fugó. Se habría hecho con herramienta que requiere de alto voltaje.
Ese trabajo se realizó en un espacio de al menos un metro.
Tras bajar al túnel el sinaloense se escapó en una moto de bajo cilindraje y adaptada con una llanta de motocross para un mejor agarre y con silenciador.
A su paso por el túnel de unos mil 500 metros los focos que iluminaron su fuga fueron destruidos para evitar que fuera perseguido con la misma comodidad.
Para cuando se prendió la alerta roja, en un lapso de 30 minutos, el capo ya había abandonado esa obra de alta ingeniería.
Los peritos aún no lo creen.