Una evaluación de las penitenciarías federales del país elaborada hace dos años por la entonces directora General de Política y Desarrollo Penitenciario, Sara Elena Izazola, muestra que El Altiplano contaba con un nivel de seguridad deficiente que requería “atención inmediata”.

El documento, al que tuvo acceso EL UNIVERSAL, señala que la corrupción estaba enquistada en el penal y que el equipo de vigilancia estaba en mal estado, pues de las mil 280 videocámaras instaladas sólo funcionaban 687, es decir, 53%. También se advierten fallas en equipo para visitas, como detectores de drogas y aparatos para analizar cédulas profesionales y credenciales oficiales.

En la evaluación general la cárcel de máxima seguridad obtuvo una calificación de 71, en una escala donde 100 significa “atención urgente” y cero implica “operación normal”. En el rubro de seguridad el penal sacó 50 puntos, lo que significa que requiere de “atención inmediata”.

La cárcel de alta seguridad también reprobó en infraestructura y equipo de vigilancia. En el primer rubro se menciona que se detectó desabasto de agua potable y diversas fallas en instalaciones hidráulicas, eléctricas y sanitarias.

La prisión de la que escapó Joaquín “El Chapo” Guzmán obtuvo malas notas en siete áreas analizadas.

Según reportes, la prisión inaugurada en 1991 ha representado una inversión superior a los 57 mil 500 millones de pesos en costos de construcción, mantenimiento y remodelaciones de 2006 a la fecha. Este año se destinaron más de 396 millones para su operación.

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