Nieves Victoria Ramírez relató cómo fue que siete integrantes de la familia Ramírez murieron a causa de un rayo y cómo ella y su hijo sobrevivieron.
“Estábamos desquelitando la milpa cuando empezó a llover muy fuerte pero seguimos, cuando empezaron a caer unos granizos muy grandes fue cuando nos fuimos para abajo del árbol, estábamos todos juntos tapados con unas bolsas de plástico; pasaron como cinco minutos y de allí ya no recuerdo nada,  solamente que salí volando casi tres metros y sentía muy caliente la piel del brazo como si tuviera lumbre, pero con la misma lluvia se me fue enfriando, fue cuando corrí a ver a mi hijo y le gritaba que qué le había pasado pero no me contestaba por que se había desmayado”
También recuerda con la voz entrecortada por el dolor, cuando descubrió que sus familiares habían muerto. 
“Tomé una cobija que traíamos y tapé a mi niño, entonces fui a moverlos para preguntarles qué nos había pasado y qué íbamos a hacer, pero ya no me respondieron por que ya estaban muertos, despues corrí a la casa de Don Concepción y fue allí que nos ayudaron, nos dieron ropa y fue a pedir ayuda a el delegado” dijo.
Consideró un milagro el haber sobrevivido a esta tragedia ya que no resultó con lesiones graves, “Gracias a dios sobrevivimos por que el doctor sólo me dijo que tenia taquicardia y a veces me dan mareos y se me duerme el brazo pero nada más; mi hijo no tiene ninguna lesión solo algunos rasguños en la espalda” comentó.
El niño de ocho años continua con su vida normal,  brincando, corriendo y jugando.
Después de toda una vida en el campo ahora la mujer teme volver a labrar la tierra.
Por el momento no se sabe si tendrá alguna repercusión sicológica más fuerte, pero ya se le programaron citas para que acuda a recibir atención sicólogica, para dar seguimiento a su salud emocional y la de pequeño de 8 años.

Los reciben en su comunidad

Desde las 5 de la tarde del sábado, familiares, amigos y vecinos de San José del Terrero se reunieron en la capilla de la Santa Cruz de Lourdes para esperar los restos. Alrededor de 200 personas de comunidades aledañas como el Chocolate, la Mesa Cuata, acudieron a darles el ultimo adiós. A las 11 de la noche llegó la caravana fúnebre; los cohetes estallaron y la campana de la iglesia sonó pausadamente.

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