Leena – nombre ficticio que el DailyMail dio a la entrevistada – confesó que se unió a la Hisbah porqué pensaba que eran héroes, en especial los extranjeros que se sumaron a la lucha, pues los veían como “guerreros que habían llegado a pelear por ellos, eran hombres y mejeres que arriesgaban su vida por la libertad”, pero pronto, recuerda Leena con amargura, nos dimos cuenta que solo eran hombres y mujeres que llagaban buscando “dinero, oro y esclavos”.
Durante su entrevista con el DailyMail, Leena otorgó un testimonio sin precedentes de las brutalidades que Estado Islámico lleva a cabo en nombre de una interpretación “retorcida y medieval” de la sharia.
Cuando Leena se unió a Estado Islámico en 2013 fue asignada como asistente de una “jueza de instrucción” en la localidad de El Mayadin
“Me uní al ISIS, trabajando para el Hisbah en la sección que se ocupa de las mujeres. El trabajo consiste en mantener la ley islámica, asegurarse de que las mujeres usan el niqab, que llevan la ropa correcta y se comportan de la manera apropiada con los hombres”.
Entre los horrores que Leena vio en su puesta resalta el caso de una jueza recien enviudada que pidió el “privilegio de matar a un infiel” como regalo de bodas en su nueva unión con otro miembro de ISIS, cosa que le fue concedida por Abu Bakr al-Baghdadi, quien le permitió decapitar a una mujer (debido a la estricta segregación entre hombres y mujeres) que fue acusada de traición y espionaje.
En otra ocasión fue testigo de como una mujer fue condenada a recibir 80 latigazos en público por un “error”, pues la mujer fue vista en la calle hablando con un hombre, quien más tarde logró demostrar era su esposo.
Fue hasta que su jefa fue decapitada que Leena decidió abandonar la Hisbah y salir del país, pues sabía que con su jefa muerta seguramente ella no sobreviviría mucho tiempo, “Me sentí muy asustada porque yo era su empleada.Temía que sería la próxima en ser decapitada”, cuenta Leena.
Fue así como llegó a Turquía junto con su familia, “Cargaba a mis hijos en mi regazo y estaba asustada por ellos, pero sabía que debíamos salir de Siria. No podía criales bajo el mandato del ISIS, haciéndoles ver amputaciones y decapitaciones”.
Tras los horrores de los que Leena fue testigo, y tal vez parte, vive asustada, temiendo que Estado Islámico la encuentre y la condenen por desertar.
“Antes de la guerra era administradora del gobierno y mi marido era vendedor. Nos casamos un año antes de la revolución [marzo 2011]. Teníamos una bonita casa y un coche”, relata la mujer. “A mi marido le gustaba pescar y cazar. Éramos felices. La vida ahora es muy difícil, no es segura. Yo no salgo, excepto para comprar provisiones. No podemos quedarnos en Turquía. No hay trabajo para los sirios. Tenemos que ir a alguna parte donde estemos a salvo, tal vez Europa”.
Decapitan a mujer como regalo de bodas
Una mujer que desertó de la policía religiosa de EI narra las terribles experiencias de las que fue testigo mientras formó parte del grupo.