Miguel Herrera, el hombre que siempre acaparó los reflectores, se fue de la Ciudad de México de incógnito.
Cinco horas después de que se oficializó su cese como técnico del Tri, el “Piojo” armó toda una estrategia con tal de evitar a la gente en el aeropuerto capitalino.
Herrera había llegado por la mañana al DF. Llegó desde Monterrey para escuchar la notificación de su cese.
No necesitaba documentar maletas.
En el momento en el que menos gente transitaba, un amigo suyo hizo un movimiento y en ese instante apareció Herrera caminando deprisa.
Miguel subió las escaleras. Se topó con un fotógrafo, pero no levantó la cara. No respondió a la solicitud de entrevista. Hizo una mueca como queriendo sonreír.
Siguió su camino rumbo a Monterrey, donde su familia lo esperó.
Después de que cruzó el filtro de seguridad, la FMF distribuyó el comunicado en el que Miguel Herrera emitió una disculpa pública por el hecho de tener que salir de la Selección Mexicana por su conducta.
Por la noche llegó a Monterrey, donde también negó cualquier declaración. Se quedará en esta ciudad unas semanas, a la espera del nacimiento de su nieto.
“Piojo” llega, lo corren y se va sin hablar
Herrera había llegado por la mañana al DF. Llegó desde Monterrey para escuchar la notificación de su cese.