En la última década se han descubierto 181 narcotúneles en la frontera entre México y Estados Unidos. De éstos, más de 150 se localizan entre los límites de California y Baja California, y 56 de ellos dentro del área que comprende el condado de San Diego y la franja ubicada entre las ciudades de Tijuana y Mexicali, en Baja California, revela un informe de la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en San Diego.

“De 2006 a la fecha la mayoría de los decomisos (de drogas) en túneles fueron realizados en nuestra área, (aunque) el mayor número de responsables está en México”, asegura en entrevista Lauren Mack, portavoz de ICE en San Diego.

Poco después de que Joaquín “El Chapo” Guzmán escapara a través de un túnel del penal de El Altiplano, Mack preparó un reporte con los antecedentes de construcciones similares en la frontera, que ahora comparte con EL UNIVERSAL.

La agente de inmigración es contundente: “En esta zona, y durante los últimos 10 años, la mayoría de los túneles están vinculados con el Cártel de Sinaloa”.

En este mismo periodo se han encontrado 22 “supertúneles” sólo en San Diego, es decir, subterráneos construidos con alta tecnología, equipados con carros de transportación sobre rieles eléctricos, iluminación, sistemas de elevación hidráulica y puertas de acero.

No obstante, cifras indican que algo no funciona del lado mexicano: mientras que en San Diego de 2006 a 2012 fueron detenidas 18 personas involucradas en la operación de túneles, hasta 2013 en México no existía un registro de detenciones.

Este viernes, elementos del Ejército mexicano hallaron en una bodega la entrada de un supuesto narcotúnel en una colonia de Tijuana, a 400 metros de San Diego.

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