En la región de los Altos de Jalisco, especialmente en San Miguel el Alto y Tepatitlán de Morelos, hay regocijo entre los fieles católicos luego de que el Papa Francisco reconoció las virtudes heroicas y de fe del padre Agustín Ramírez Barba, quien está en proceso de la santidad.
Nacido en el seno de una familia pobre en San Miguel el Alto el 27 de agosto de 1881, a unas cuadras de la parroquia de San Miguel Arcángel, el padre Agustín podría está en proceso de convertirse en el segundo beato de la ciudad.
El primero fue Fray Reginaldo (bautizado con el nombre de Luciano) Hernández Ramírez, joven dominico nacido en San Miguel el Alto el 7 de enero de 1909, quien escapó de la persecución religiosa en la época cristera y murió fusilado el 16 de agosto de 1936, tras denunciar a quienes lo buscaban. Es venerado en San Miguel el Alto.
Juan Ramón Jiménez, perteneciente al grupo pastoral de San Miguel, dijo que la noticia de un nuevo beato fue dada a conocer por el párroco Francisco Ledezma González en medio del entusiasmo de los feligreses.
María del Refugio González dijo que el padre Agustín nació en la finca marcada con el número 29 de la calle Trinidad Martínez (antes Minerva), pero otros habitantes dijeron que fue en una casa de la calle María Macías. Lo cierto es que es a solo dos cuadras de la parroquia.
Pero ejerció su ministerio sacerdotal y dejó honda huella de su labor pastoral en la vecina población de Tepatitlán, donde fundó la Congregación de las Siervas del Señor de la Misericordia y la Casa de Ejercicios Espirituales en un terreno del cerro del Barrio Alto, donde murió y donde está sepultado.
También impulsó la edificación del Colegio San Juan XXIII.
En la Casa de Ejercicios se encuentra una sala con las reliquias del padre Agustín. Ahí está la foto de su madre, Sabina Barba, quien quedó viuda tras la muerte de su esposo José Guadalupe Ramírez.
En la misma sala se pueden apreciar fotos con el Cardenal José Garibi Rivera cuando se puso la primera piedra de la Casa de Ejercicios; también está el listón con el que le amarraron las manos cuando fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 1908,  así como apuntes históricos y la casulla de sus bodas de oro.
Durante la persecución religiosa permaneció en la comunidad de Las Huertas, en Nochistlán, Zacatecas, y el 27 de septiembre de 1916 llegó a Tepatitlán como Vicario.
La madre superiora de la congregación, Guillermina Núñez Alvarado, ya prepara un gran evento para festejar el reconocimiento del Papa Francisco hacia su fundador y dijo que esperan acreditar pronto un milagro para que sea beatificado.

Viven sus milagros

En Tepatitlán hubo un gran festejo luego de que el Papa Francisco reconoció las virtudes del padre Agustín Ramírez Barba y los fieles ya rezan por su canonización, pues aseguran que ha hecho muchos milagros.
Además destacan su trabajo y humildad a favor de los más pobres.
En la Casa de Ejercicios, ubicada en la calle Niños Héroes No. 236, la madre Angelina Cortés (quien conoció al padre Agustín y también da testimonio de sus milagros) dijo emocionada que solo hay que acreditar por lo menos un milagro para que lo beatifiquen.
En el lugar está intacto la pequeña habitación donde murió el padre Agustín el 4 de julio de 1967.
“Él se encontraba sentado frente a su habitación, en el patio, y comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho. Le habían diagnosticado que tenía el corazón crecido más de lo normal”.
“Murió de pronto a pesar de que lo auxiliaron unos hermanos lasallistas que estaban en ejercicios de encierro. Fue luto en la ciudad donde trabajó incansablemente durante 44 años como capellán del Santuario del Señor de la Misericordia”, comentó Sor Angelina.
A unos 50 metros de su habitación, en un segundo patio, fue sepultado. Ahí se encuentran sus restos junto con los de la fundadora de la Congregación de las Siervas de la Misericordia, Reynalda Gallegos Franco. En su tumba se puede leer. “Confío en el Señor”.
“El día que el Papa Francisco (el pasado 16 de julio) decretó por virtudes heroicas su veneración, llegaron decenas de personas a depositar flores a su tumba. Ahora estamos orando para su beatificación. Primero fue Siervo de Dios, ahora Venerable, luego Beato y finalmente Santo”, compartió la religiosa.
Una de las paredes de la recámara del padre Agustín luce tapizada de retablos y agradecimientos por presuntos milagros concedidos a una gran cantidad de personas.
María de Jesús Cortés Gutiérrez aseguró que estaba perdiendo la vista pero que cuando se encomendó al padre Agustín milagrosamente volvió a ver sin mayor problema.
Cecilia Palos Moreno señaló que estuvo a punto de morir cuando estaba embarazada y aparte le encontraron piedras. Le pidió al padre Agustín por su salud y dijo que éste le ayudó a que naciera su hijo y sanar.
En otro texto se lee: “Agradezco al padre Agustín haberme sanado de cáncer y de otras enfermedades”, Josefina González de Martín, 1 de enero de 2003.
Leonardo Margarito también agradece al padre haberlo curado de cáncer, con fecha del 15 de septiembre de 2005.
Silvia Barba Peña da testimonio del milagro que concedió el Siervo de Dios  a su amiga Olivia.
“Una de sus hijas tuvo meningitis, se encomendó al padre Agustín y sanó”, aseguró.

¿QUIÉN FUE?

Agustín Ramírez Barba

Nació el 27 de agosto de 1881 en San Miguel el Alto y murió en Tepatitlán el 4 de julio de 1967.

Sus papás fueron José Guadalupe Ramírez y Sabina Barba.

Hizo su primera comunión el 19 de marzo de 1889 en la parroquia de San Miguel Arcángel.

Cursó su primaria en la escuela municipal de San Miguel el Alto.

De 1894 a 1896 trabajó como escribiente en el Registro Civil y la Oficina de Rentas de su pueblo.

En 1897 ingresó al Instituto San Ignacio de Loyola, de Guadalajara, para estudiar secundaria y dos años de preparatoria. Trabajó empastando libros para sostener sus estudios.
En abril de 1901 ingresó al Seminario de la ciudad de Guadalajara.

El 31 de enero de 1904 recibió las órdenes menores.

El 7 de abril de 1907 recibió el subdiaconado.

El 2 de febrero de 1908 el diaconado.

El 2 de agosto de 1908 fue ordenado sacerdote por el Arzobispo José de Jesús Ortiz.

El 28 de agosto fue su cantamisa.

El 27 de septiembre de 1916 fue nombrado vicario de la Parroquia de Tepatitlán.

En junio de 1923 fue nombrado capellán del Santuario del Señor de la Misericordia, cargo que desempeñó hasta su muerte.

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