La violencia antigubernamental estalló el sábado en una provincia del sur de Siria que había permanecido en gran medida al margen de la guerra civil en el país, un día después de las extrañas explosiones en las que murieron un prominente clérigo y cuando menos 25 personas más, dijeron activistas y medios de presa pro gubernamentales.
El jeque Wahid Balous, un clérigo de la secta minoritaria drusa, fue un prominente crítico del presidente Bashar Assad y había hecho un llamado a los jóvenes del baluarte druso de la provincia de Sweida para que se negaran a prestar servicio en las fuerzas militares.
Balous criticó además a los combatientes del grupo Estado Islámico que se han apoderado de una tercera parte del territorio sirio y atizado la guerra civil que ha costado más de 250.000 vidas y dejado más de un millón de heridos.
El clérigo, que respaldaba con firmeza a los rebeldes que intentan derrocar a Assad, murió el viernes en una de las dos explosiones consecutivas de carros-bomba, incluida una cerca del Hospital Nacional en Sweida. El sábado, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, y otros grupos de activistas dijeron que agitadores destruyeron la estatua del fallecido presidente sirio Hafez Al-Assad en Sweida y asediaron oficinas de seguridad al responsabilizar al gobierno de la muerte del clérigo.
El Observatorio señaló que la cifra de muertos aumento el sábado a 37, incluidos seis elementos de seguridad que perdieron la vida en los enfrentamientos con los agitadores. En los días previos a las explosiones, en la ciudad se habían registrado grandes manifestaciones contra la incapacidad del gobierno para proporcionar servicios básicos. Activistas informaron que no hubo servicio de internet en los últimos días.
La agencia oficial de noticias de Siria y otro grupo de activistas indicaron que la cifra de muertes por las explosiones fue de 26. Nadie se adjudicó de inmediato los atentados.
El gobierno sirio describió las explosiones como “cobardes actos de terrorismo”. Un comandante de la policía en la ciudad, Mohamed Samra, dijo que la “calma y estabilidad” prevalecían en Sweida, negó que hubiera intranquilidad y señaló que las versiones al contrario estaban dirigidas a socavar la seguridad en la región.
Algunos seguidores de Balous dijeron en un comunicado que expulsarán a las fuerzas de seguridad de la provincia de Sweida, la cual se ha mantenido en gran medida hasta ahora apartada de la lucha en Siria.
Ancianos de la ciudad han pedido calma y advertido en contra de los intentos para arrastrar a la provincia hacia el conflicto. En un comunicado, los líderes drusos de la ciudad exhortaron a los partidarios a que mantengan la calma ante la recuperación del hermano del clérigo, que resultó gravemente herido en uno de los ataques.
De los 23 millones de habitantes de Siria antes de la guerra, 5% pertenecía la secta drusa, una rama del islam chií del siglo X en tanto que esa fracción está dividida entre partidarios y opositores a Assad.

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