Aldo toca la trompeta y su hermano Alfredo el corno francés.
Los hermanos, de 9 y 10 años de edad, viven en San Juan de Abajo, la zona más marginada e insegura de León, en donde habitan 5 mil personas, casi todas en situación de pobreza.
A pesar de las carencias que enfrentan en su hogar, Aldo y Alfredo Pacheco López sueñan con ser músicos, como sus tíos, que tocan en una banda.
Todos los días, después de comer, los hermanos asisten al centro comunitario donde toman clases de computación de 2 a 3 de la tarde, para continuar con las clases de orquesta. Al volver a casa cenan y terminan la tarea.
Alfredo, quien además sabe tocar la flauta, trompeta y un poco la guitarra, compartió que le gustaría pertenecer a una banda de viento. En contraste su hermano Aldo sueña con pertenecer a una orquesta.
La música los ha alejado de un entorno social de riesgo: en vez de vagar en las calles y estar expuestos a las drogas y al pandillerismo, tan comunes en San Juan de Abajo, dedican las tardes a aprender a tocar distintos instrumentos.
La música transforma

La directora de Fundación León, Mariela Pérez Sandi, compartió que la creación de una orquesta infantil en San Juan de Abajo, forma parte de una estrategia para rescatar a los niños de zonas marginadas.
“La música es transformadora, le crea al niño la necesidad de pertenencia, de sentirse útil, les da un enriquecimiento que a veces no se tiene en casa, y es lo que les motiva para seguir perteneciendo en la orquesta”.
La creación de una orquesta y coros, con niños y adolescentes de entre 6 y 17 años, surgió a partir de la unión de esfuerzos de Fundación León con Fundación Azteca.
Las clases se imparten en el Centro de Desarrollo Comunitario de la Fundación León en San Joaquín (San Juan de Abajo), aunque en los primeros ocho meses tomaron clases en instalaciones de una escuela primaria.
“Al principio costó mucho trabajo involucrar a los niños, pues no conocían esta música como tal, tenían la inquietud pero no sabían cómo sería e invitamos a la orquesta Trinitate (que funciona en Santa Ana del Conde), para que vieran de qué se trataba y los niños quedaron entusiasmados”, explicó Mariela.
Son 14 maestros los que imparten clases a 220 niños, los cuales algunos son transportados en dos autobuses a las instalaciones del centro comunitario.
El autobús realiza un recorrido por a las avenidas principales de las colonias Delta, Valle de Jerez, Valle de San José, Diez de Mayo y Libertad, donde sus padres los acompañan y los esperan en la parada asignada.
Mariela comentó que 20 niños de la casa hogar Alfan participan en la orquesta, y el resto de los niños pertenecen a las colonias San Juan de Abajo, San Joaquín, San Juan Bautista y Valle de San Juan de Abajo, los cuales llegan a pie.
Como parte del proyecto orquestal, se creó un club de tareas para que los niños no descuiden sus responsabilidades escolares, además de integrar a un psicólogo que atiende los problemas de los niños.
También se estableció una Escuela para Padres, en la que se dan talleres y pláticas en valores, desarrollo integral y para mejorar la dinámica familiar.
La motivación

La coordinadora de la orquesta, Guillermina Pérez, compartió que desde los inicios del proyecto recibieron a niños que vivían problemas en su hogar.
“Los niños cuando llegaron no querían hablar, pero ahora ya están integrados, todos se conocen y se han convertidos en niños sociables, los vemos como una familia”
La música -dijo- les ayudó a adquirir confianza en ellos mismos.
Mientras que el director de la orquesta, Natan Álvarez, manifestó que el proyecto musical es una oportunidad para el desarrollo de los niños de la periferia, quienes pueden llegar a ser músicos o profesionistas.
“Se pueden abrir varios proyectos en León para apoyar a muchos niños con sueños que están opacados, dormidos, enajenados en un mundo que los tiene por debajo de cualquier estrato social”.
Explicó que a través del plan musical se le ayuda a los niños a subir su autoestima, y se les hace saber que no hay cosas imposibles, manteniéndolos ocuparlos y motivados.

‘Me da mucha alegría tocar’

Valle de San Juan de Abajo es un caserío de no más de 10 viviendas, entre tierras áridas, ubicado al cruce de la autopista León-Aguascalientes.
Alicia Guadalupe López Camacho habita una de esas casas y todos los días tiene que cruzar el puente de la autopista y caminar entre baldíos para llegar al centro comunitario, en donde aprende a tocar el violonchelo.
“Lo que más batallo es cuando llueve, por el lodo, porque aquí no hay ni una calle de pavimento. Bajo el puente se hace una zanja llena de agua que a veces me llega hasta las rodillas”, relató Alicia.
Su mamá la acompaña desde hace dos años a sus clases de música. Ella aprovecha para llenar botellas de plástico con agua potable, de una toma comunitaria, porque en su colonia carecen del servicio.
“El sol está re’fuerte y da mucha sed. Me prevengo con agua para cuando la llevo y voy por ella a la escuela y luego para venir a la orquesta”, dijo la mamá.
“Ali”, como la conocen sus amigos de la orquesta, compartió que al principio su papá no estaba de acuerdo con que aprendiera música; decía que era una pérdida de tiempo.
“Mi papá nos regañaba a diario, pero el día que me vio tocar se alegró mucho, y eso me gustó, porque yo sí quiero seguir aprendiendo a tocar otros instrumentos”, manifestó la niña.
“Lo que más quiero es tener un violonchelo para seguir practicando en mi casa, me da mucha alegría tocar”.
El mismo sentimiento comparte Alejandra Camacho Rodríguez, quien desde octubre de 2013 ingresó a la orquesta, donde toca el oboe.
“Cuando toco me siento alegre y además tengo amigos aquí. En la colonia donde vivo, no salgo, porque me da miedo”.
Berenice Guadalupe Jaso, otra integrante de la orquesta, también tiene miedo de vivir en San Juan de Abajo, por las constantes peleas de pandilleros.
“Hoy estaba una campal, traían machetes y piedras, y corrimos entre los baldíos porque a veces nos tocan pedradas”, contó Berenice.
“Cuando nos acompaña mi primo de 16 años, ya le echan pleito”.
La adolescente, de 16 años, sólo se siente segura al llegar al centro comunitario, en donde aprende a tocar la trompeta.
“La música me ha motivado a seguir y lograr mis sueños”.

Ahorra 4 años paracomprar violonchelo

El primer instrumento que los niños de la orquesta tuvieron en sus manos fue de cartón, elaborado por ellos mismos.
Aquel falso instrumento fue parte del programa de introducción a la música.
Claudia Gómez Ramírez recordó que la orquesta de San Juan de Abajo inició en octubre de 2013, y su hija Lupita fue una de las niñas seleccionadas.
Lupita, actualmente de 11 años de edad, toca el violonchelo y uno de sus sueños es estudiar para maestra, y así poder enseñar a otros niños cómo tocar el instrumento.
“Mi niña no quiere dejar la música, y ya me dijo que quiere su instrumento para aprender más. Por eso ya le dije a mi esposo que no le voy a hacer su fiesta de 15 años, y voy ahorrar estos 4 años para regalarle su Violonchelo”.
La mamá de Lupita reside en San Juan de Abajo y trabaja realizando el aseo de las instalaciones del centro comunitario.
A pesar de su bajo ingreso, ahorra una parte de su dinero para comprarle el violonchelo a su hija.

Crecen talentos

En el año 2009 nació en la colonia El Castillo Azul la Orquesta Imagina, con el apoyo del Sistema Nacional de Fomento Musical.
Actualmente la orquesta la integran 198 niños, además de 70 en coros.
Están divididos en dos edades: de 7 a 12 años y de 13 a 19.
Al frente están 16 maestros, algunos pertenecientes a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, informó Ana Laura Alba Hernández, directora del Centro Cultural y Ecológico donde se imparten las clases.
El Centro Cultural se ubica al norte de León, en una zona con colonias marginadas.
Las clases son de lunes a viernes de 3 a 6:30 de la tarde.
La Directora destacó que algunos ex alumnos de la orquesta, habitantes de la colonia El castillo Azul, han continuado sus estudios de música.
Es el caso de seis ex alumnos que ahora pertenecen al Conservatorio de Celaya.
Además, Isela Amacalli Del Ángel Vega -también ex integrante de la orquesta- actualmente es estudiante de licenciatura de la escuela Ollin Yoliztly, donde toca la viola.
César Ortega, quien tocaba el fagot en El Castillo Azul, ingresó a la a Orquesta Eduardo Mata de la UNAM.
Además, ocho alumnos representaron a México en el encuentro internacional “Pequeñas Huellas” en Turín, Italia, en 2014.

Fomentan sueños

En la comunidad de Santa Ana del Conde nació en el año 2009 el proyecto de la Orquesta Trinitate Philharmonia.
Desde entonces han pasado por el programa musical 509 niños.
Actualmente son 172 niños entre 5 y 18 años pertenecientes a 22 comunidades de los alrededores de Santa Ana.
El director de la orquesta, Humberto Pérez Urquieta, compartió que a través del programa musical se busca no clasificar a la gente, donde todos sean tratados con igualdad con el objetivo de fomentar sus sueños.
“El que quiere tomar la oportunidad la va a tomar, pero se busca de que estos chicos crezcan para su futuro y sus familias”.
Pérez Urquieta explicó que el aprendizaje de la música tiene dos vertientes: la práctica individual, en la que se adquiere disciplina, autoconocimiento, búsqueda de la excelencia entre otras.
Y en la vertiente colectiva se busca el bien común, así como tolerancia y valores humanos, para formar personas íntegras.

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