El papa Francisco pronunciará un discurso en su español natal ante líderes mundiales, y se reunirá en privado con el presidente ruso Vladimir Putin, durante una rápida visita a las Naciones Unidas, informó el miércoles la misión de la Santa Sede en ese organismo.
El arzobispo Bernardito Auza, nuncio apostólico del Vaticano y embajador ante la ONU, indicó que el pontífice probablemente se enfocará en temas que van desde la paz y el desarrollo económico hasta la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial durante su discurso ante la Asamblea General el 25 de septiembre.
En una conferencia de prensa efectuada el miércoles, Auza dijo que la visita de dos horas y media que hará Francisco a la ONU ese día será la quinta que realiza un papa, y la más breve.
Auza dijo que se espera que durante su discurso ante la Asamblea General, el papa agradezca el papel de la ONU para intentar minimizar los conflictos y aliviar el sufrimiento, pero también dijo que el organismo mundial ha tenido “muchos fracasos”.
“No hay peor fracaso para Naciones Unidas que ser incapaz de prevenir lo que sucede actualmente en Medio Oriente y el Norte de África”, dijo el arzobispo.
Inmediatamente después de que deje las instalaciones de Naciones Unidas, Francisco irá al lugar donde se encontraba el World Trade Center previo a los ataques del 11 de septiembre de 2001, una visita que, según Auza, el papa insistió en hacer.
Durante su visita a Naciones Unidas, Francisco se reunirá en privado con el secretario general, Ban Ki-moon, y después tendrá otro encuentro con autoridades de la ONU y el Vaticano, comentó Auza.
Posteriormente hablará con miembros del personal de la ONU y sostendrá encuentros privados con los presidentes entrantes y salientes de la Asamblea, así como con Putin, cuyo país será presidente, de acuerdo a la rotación establecida, del Consejo de Seguridad de la ONU, a partir de septiembre. Putin se ha reunido con Francisco en, al menos, dos ocasiones anteriores.
Auza dijo que el papa se quedará en su residencia en el lujoso upper East Side, de Nueva York, que le fue otorgada a la Santa Sede en 1970 como residencia oficial para su representante ante Naciones Unidas por la familia del entonces alcalde de Nueva York, Hugh Grant, quien la construyó y falleció en el lugar en 1910.

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