El primer ministro de Irlanda del Norte Peter Robinson renunció el jueves porque una situación política de callejón sin salida amenaza con echar abajo al gobierno conformado por católicos y protestantes.
Robinson dijo el jueves que todos menos uno de los ministros de su partido va a dimitir de inmediato, debilitando gravemente la coalición de gobierno que es la piedra angular del acuerdo de paz de 1998.
La crisis se intensificó ante la sospechas de la policía de que disidentes del Ejército Republicano Irlandés estuvieron involucrados en la muerte, el mes pasado, de Kevin McGuigan, antiguo integrante del propio ERI.
Robinson dijo que esto hace imposible mantener el trabajo cotidiano porque el “análisis del jefe de la policía sobre la participación del ERI en el homicidio, la persistente existencia de las estructuras del ERI, y los arrestos subsiguientes han empujado la coalición al límite”.
Agregó que Arlene Foster se quedará como primer ministro y ministro de finanzas temporal para evitar que otros partidos se aprovechen de la situación.
Robinson dijo que las conversaciones para solucionar la crisis del gobierno van a continuar. La coalición está al borde del colapso, lo que podría provocar que el gobierno británico vuelva a hacerse cargo de la administración.
Funcionarios de la oficina del primer ministro David Cameron dijeron que éste se encuentra “sumamente preocupado” por el curso de los acontecimientos y que buscará una solución.
El presidente del partido Sinn Feinn, Gerry Adams, pidió que continúen las conversaciones para que el gobierno pueda seguir en funciones.
Adams habló antes de la renuncia de Robinson pero después de que varios partidos, Sinn Feinn incluido, se habían opuesto a la solicitud de Robinson de que el gobierno quedara suspendido hasta que las complicadas negociaciones rindieran frutos.
Varias figuras prominentes han sido arrestadas en días recientes y están detenidas aunque no se les han formulado cargos, entre ellas el presidente regional de Sin Feinn, Bobby Storey.
Se sospecha que el asesinato es una represalia por al asesinato de un antiguo comandante del ERI varios meses atrás.
Críticos señalan que los asesinatos demuestran que el ERI sigue activo y que sigue siendo una fuerza paramilitar violenta pese al acuerdo de paz.