Al menos 28 migrantes que buscaban mejor vida en Europa se ahogaron el domingo cuando cruzaban de Turquía a Grecia en aguas agitadas, al tiempo que una cifra récord de solicitantes de asilo llegaron a la frontera de Hungría con Serbia apenas dos días antes que el gobierno húngaro implemente prometidas medidas para dificultar el cruce.
La guardia costera de Grecia dijo que los 28, incluyendo cuatro bebés y 10 niños mayores, murieron cuando su embarcación con más de 125 personas a bordo zozobró cerca de la isla de Farmakonissi. La isla está entre Samos y Kos, dos de los lugares favoritos de contrabandistas que diariamente envían a miles de migrantes a islas griegas frente a la costa de Turquía.
Las autoridades dijeron que otros 68 ocupantes de la embarcación fueron rescatados en el mar y 30 más lograron llegar nadando a Farmakonissi. Funcionarios de guardacostas dijeron que el barco se volcó probablemente en parte porque los vientos superaban 50 kph (30 mph).
La tragedia del domingo se produce apenas dos días después que otras dos embarcaciones se fueron a pique y al menos cinco personas — cuatro niños y un hombre de 20 años— se ahogaron. La guardia costera sigue buscando los cadáveres.
En Hungría, ingenieros militares coronaron el tope de la planeada cerca fronteriza de 174 kilómetros con alambre de cuchillas y el gobierno advirtió que a partir del martes cualquier migrante sorprendido cruzando la barrera será arrestado y acusado de un delito penal. La policía dijo que 4,330 personas fueron detectadas cruzando en las 24 horas previas, 700 más que el previo récord para un día, con los viajeros tratando de llegar a Hungría antes de que las nuevas medidas entren en vigor.
Este año, más de 175,000 personas han pasado a través de Hungría desde Serbia en ruta a Europa Occidental y el gobierno del primer ministro Viktor Orban dice que está determinado a hacer el cruce al país un reto más difícil, con despliegues de tropas y potencial prisión para capturados.
Los legisladores en Hungría no han votado aún sobre los planes del gobierno para desplegar más de 3.000 soldados para reforzar a la policía fronteriza, pero decenas de soldados patrullaban ya la frontera el domingo. Algunos vigilaban en vehículos a lo largo del terraplén junto a la cerca mientras otros caminaban con perros de presa.
Aunque muchos migrantes ven la presencia militar con recelo, varios cruzaron por una brecha en la cerca sin ser detenidos. Todos los soldados parecían estar armados con fusiles automáticos.

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