El conflicto sirio, que dura ya más de cuatro años, obligó  a abrir las puertas de la “bóveda del fin del mundo”. Este depósito, creado por el gobierno noruego en 2008, almacena una copia de cada una de las muestras de semillas de todo el planeta.

El objetivo de la iniciativa era buscar la protección de los alimentos del mundo y evitar una futura pérdida de diversidad. El proyecto Svalbard Global Seed Vault lo desarrolló el gobierno noruego frente a la hipótesis que una catástrofe devastara alguna zona del mundo.

La guerra en Siria provocó la apertura de la “bóveda” para sustraer, por primera vez en la historia, semillas de trigo, cebada y pastos. Un grupo de investigadores de Oriente Medio pidió la extracción de estas muestras para reemplazar las de un banco de genes que se vio afectado por el conflicto sirio.

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