Con más de cinco años de experiencia dentro de la atención pre hospitalaria, Adriana continúa preparándose para ser cada día un mejor paramédico de la Cruz Roja.
Adriana Durán Ávila cuenta con 30 años de edad, cinco los ha invertido en prepararse como paramédico y señala que sólo ha participado en esta actividad en la institución de Cruz Roja La Piedad.
Para Adriana lo más difícil en esta profesión, pese a la continua capacitación que recibida, a veces no se logra salvar la vida de un paciente.
Su motivo para ingresar a la Cruz Roja fue por la necesidad de aprender primeros auxilios.
Durán Ávila es también docente de una institución educativa y siempre se ha preocupado por sus alumnos. Relató un accidente que ocurrió al interior de la escuela: un niño al ir corriendo se encajó la pata de sus lentes en la sien, por lo que fue necesario atenderlo en espera del arribo de una ambulancia.
Dijo que eso fue una relevación para ella como maestra, pues contó con el conocimiento sobre como saber actuar en una situación de emergencia para atender una herida de gravedad como la del pequeño.
Sobre el apoyo de su familia, señaló que cuenta con él de forma incondicional, pues está casada con un paramédico (Gerardo Arias García), quien además es profesor de Educación.
Adriana reconoce que su esposo al ser también rescatista, la vida que llevan es más fácil en todos los sentidos.
Recuerdos del servicio
Sobre algún servicio que haya atendido, señaló que cuando apenas comenzaba en la corporación, en una ocasión les fue solicitado su apoyo y el de una ambulancia para atender a una persona que resbaló y cayó de una bicicleta. Cuando llegaron, conocieron que el atropellado estaba sumamente grave y por su poca experiencia se bloqueó lo que le provocó un sentimiento de impotencia; sin embargo, gracias al apoyo de sus compañeros pudieron atender al paciente.
“Fue un servicio frustrante, no actúe como debía, requerí del apoyo de mis compañeros por lo que seguí capacitándome para que no volviera a ocurrir y hasta el momento, no ha vuelto a pasar una situación así”, dijo Adriana.
Cuando realiza sus tiempos de guardia en la corporación, dijo que se preocupa de tener todo lo necesario dentro de la ambulancia, como tener todo el equipo completo, limpio y esterilizado; además convive con sus compañeros y esposo en espera de acudir a algún servicio de urgencia.
Cada que acude a un rescate, señala que por experiencias pasadas siempre se imagina el peor de los escenarios; además de la incertidumbre de llegar al lugar y atender a los pacientes.
Lo gratificante como paramédico para Adriana, es regresar a la base de Cruz Roja y saber que se hizo correctamente el trabajo, “lo mejor es saber que se hizo lo adecuado por parte de nosotros como paramédico”.
Que busquen a sus familias
La rescatista ofreció un mensaje a los jóvenes, señalando que siempre que exista algún problema hay solución, “no busquen salidas fáciles, apóyense con sus familiares; ellos son los mejores guías”, aseveró.
Además dijo que deben invertir su tiempo, preocupándose en su crecimiento integral, crecer en los buenos valores y dándole sentido a la importancia de la vida. También dijo que los jóvenes que se quieran integrar a Cruz Roja, deben de considerar las ganas que tengan para ayudar, además de capacitarse para poder hacerlo.