En nueve días, cinco estados planean ejecutar a seis condenados a la pena capital en lo que supone un estallido de actividad en los corredores de la muerte de EU que no había sucedido en más de dos años.
La casi totalidad de los casos ejemplifica los graves problemas que rodean la pena de muerte, lo absurdo del sistema y la inmoralidad del acto.
En la madrugada de ayer, Georgia ejecutó a Kelly Renee Gissendaner, lo que le otorgó el triste honor de ser la primera mujer en morir a manos de ese Estado en 70 años. Gissendaner fue condenada a muerte por conspirar con su amante para matar a su marido. El amante, que fue quien cometió el crimen, se encuentra hoy cumpliendo cadena perpetua.
Debido a que Gregory Owen, el amante de Gissendaner, se declaró culpable primero y testificó contra ella, se garantizó que la fiscalía no pediría la pena de muerte para él. Gissendaner fue a juicio y fue condenada a la máxima pena.
Ayer, esta mujer de 47 años agotaba su último recurso. De nada valió la misiva enviada por el Arzobispo Carlo Maria Vigano de parte del Papa Francisco rogando clemencia.
Gissendaner murió ejecutada menos de una semana después de que el Papa pidiese en el Congreso de EU el fin de la pena de muerte.
Último  recurso

La misma suerte correrá Richard Glossip si sus últimos recursos no son aceptados.
En junio, la máxima Corte de EU respaldaba el uso de la inyección letal después de que Glossip y otros dos condenados en Oklahoma denunciaran su uso, ya que otros reos habían mostrado dolor tras inyectarles midazolam, el fármaco que debe sedar a los condenados, y tardaron más tiempo en morir.
Alfredo Prieto, salvadoreño de 49 años, suma dos sentencias en dos estados diferentes. Prieto fue condenado en California por la violación y asesinato de una joven de 15 años. Una vez en la cárcel, las autoridades californianas introdujeron el ADN de Prieto en la base de datos y lo vincularon con un doble crimen cometido en Virginia en 1988.
Otras tres ejecuciones están previstas para la semana que viene. El martes 6 debe de morir Kimber Edwards, en Misuri, y Juan García, un nicaragüense de 35 años, en Texas.
El último caso previsto es el de Benjamin Cole, en Oklahoma.
Cole, 50 años, mató a su hija de nueve meses partiéndole la espina dorsal. Sus abogados argumentan que sufre esquizofrenia.

Un sistema contradictorio

Corredor saturado. Cerca de 3 mil personas esperan su turno en el corredor de la muerte, con una media de poco más de 40 reos ejecutados cada año.

Los más activos. Los estados que planean ejecuciones estos días, son de los más activos en ese ámbito desde que la pena de muerte se reinstauró por el Tribunal Supremo en 1976. 

Los piadosos. De 50 estados que componen la Unión, 19 han abolido la pena de muerte.

‘Ejemplo’ a seguir. New Hampshire tiene un solo condenado en el corredor de la muerte y no ha ejecutado a nadie desde la Segunda Guerra Mundial.

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