En un descapotable, al mero estilo de su padre y con la mascara plateada bien puesta, El “Hijo del Santo” se paseó por León y convivió con sus muchos fans que al paso le reconocieron de inmediato .
A su paso la gente no dudó en voltear y levantar la mano para mandarle un saludo, el cual podría ser el último ya que se encuentra en León para la Lucha de “Todo por el Todo” del lunes, donde podría despedirse de los cuadriláteros y pasar la mascara a la siguiente generación para que la leyenda no muera.
La salida fue del hotel en el que se hospeda, con una primera parada en el Estadio León, donde la gente se acercó a él llamados en primer lugar por el auto Clásico, un Sunbeam Alpine 67 que manejaba por las calles del centro de León .
Se dirigió hacia Calzada de Los Héroes por todo el Paso Peatonal que lo llevó hasta el Expiatorio, ahí se detuvo para que los aficionados a la lucha cuerpo a cuerpo pudiesen tomarse la foto aunque sea al lado del coche.
La segunda parada fue la catedral después de 30 minutos que estuvo estacionado, al paso conforme más gente le miraba y se acercaba, el tráfico se hacía más lento.
Sabedor de su popularidad por la propia carrera hecha en la lucha libre y sin lugar a dudas por el legado que su padre dejó en cada rincón de México, El Hijo del Santo se dejó consentir, apapachar y recargar de buenas vibras antes de su lucha de hoy.
Un autógrafo y la firma del enmascarado no faltó, sobre todo posar en el auto que a muchos gustó y entre gritos le hacían la oferta, “¿Cuánto por tu carro Hijo de Santo?”, aunque el luchador no le ponía precio.
Tarde de domingo en el centro que despertó el fanatismo entre muchos e hizo recordar la buena lucha a los más grandes, que esperan la siguiente película del Enmascarado de Plata a poco más de 70 años de su aparición en el ring mexicano.
Así, el gran ídolo del cuadrilatero comprobó que en León, se le quiere, admira y respeta.

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