El Papa reafirmó la posición de la Iglesia católica sobre el matrimonio y el divorcio, durante la inauguración ayer del Sínodo de Obispos en El Vaticano.
En su homilía, pronunciada durante la misa solemne en San Pedro ante 400 cardenales y obispos de todo el mundo, el Pontífice defendió la indisolubilidad del matrimonio, condenó el divorcio y reiteró que la familia se compone de un hombre y una mujer.
En su discurso, citó textos de sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, como guías del debate, aunque agregó que la religión debe mostrar amor y comprensión hacia todos.
El Pontífice también defendió el amor duradero, fiel, recto y fértil, que, dijo, es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado.
Sobre el tema de los católicos divorciados y vueltos a casar, el Papa les recordó a los obispos que para la Iglesia, el matrimonio ante Dios es indisoluble.
“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”, citó del Evangelio de San Marcos.
“Es una exhortación a los creyentes a superar toda forma de individualismo y de legalismo, que esconde un mezquino egoísmo y el miedo de aceptar el significado auténtico de la pareja y de la sexualidad humana en el plan de Dios”, agregó.
Con ello, Francisco definió los parámetros del encuentro, que pretender debatir durante tres semanas los retos de la familia moderna.
La víspera de la reunión, El Vaticano removió de su cargo administrativo en la Santa Sede a un Sacerdote polaco, luego de que reconociera públicamente que era gay y tenía pareja, y pidiera cambios en las enseñanzas católicas contra la homosexualidad.
Conciliábulo  conservador

Conservadores realizaron una conferencia en Roma poco antes del inicio del Sínodo, en la que abordaron formas en las que los homosexuales pueden vivir según las reglas del catolicismo, que sostienen que deberían llevar una vida de castidad.
En tanto, un grupo de activistas católicos gay convocó a otra para exigir que se los acepte plenamente en la Iglesia.
Al explicar la destitución del Sacerdote polaco el sábado, El Vaticano dijo que al revelar públicamente en una entrevista que era gay buscó poner una presión mediática indebida sobre el Sínodo para que se discutieran temas sobre homosexualidad, los que se espera que comprendan sólo una pequeña parte de las discusiones de los obispos.
La historia hizo noticia en casi todos los diarios italianos.
El Sumo Pontífice también hizo hincapié en que la Iglesia debe ser más abierta, caritativa, compasiva y misericordiosa con toda la gente, en especial con aquellos cuyas vidas han sido dañadas y con quienes tienen dificultades para adherirse a los principios del cristianismo.
“El hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado. La Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión; en vez de ser puente se convierte en barrera”, explicó.
Así, el Papa prometió la ayuda de la Iglesia “al hombre moderno, que sufre el drama de la soledad, a los refugiados, a los jóvenes, a las víctimas de la cultura del ‘descarte’, al hombre atraído por los placeres de la carne”.

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