Los familiares de Israel Acosta exigieron justicia por su muerte y mencionaron que desde que trató de impedir el embargo de su vecina, el acoso de la Policía Municipal aumentó hacia la familia y no descartan que ellos fueron quienes lo mandaron matar.
Desde la mañana de ayer, seres queridos y amigos le dieron el último adiós a Israel en Rincón de Tamayo, quien será recordado como un hombre de carácter fuerte, trabajador, que siempre ayudaba a los demás sin esperar nada a cambio.
El hermano de Israel señaló que después del embargo, policías en patrullas empezaron a vigilar de manera sospechosa cerca de donde fue asesinado Israel y la casa donde ocurrió la diligencia.
“Vimos patrullas en la esquinas de la avenida Pinos Suárez. Sabemos que no venían a vigilar porque eran muy sospechosas. Vinieron camionetas blancas antes de que lo mataran. No podemos señalar quien exactamente lo hizo, pero estamos seguros que fueron los policías”, acusaron familiares.
Familiares de Israel dijeron no estar de acuerdo con los abusos de las autoridades y siempre los demandaron en distintos medios o en manifestaciones, lo que causó la molestia de directivos de la corporación y administración.
A ocho días de defender a una de sus vecinas y denunciar el abuso de policías, Israel fue baleado al interior de un negocio familiar en la calle de Pino Suarez, en Rincón de Tamayo.
Lo que ha causado indignación en los vecinos y familiares, y aseguraron que durante el enfrentamiento con los policías, Israel fue amenazado de muerte varias ocasiones, lanzaron piedras contra su negocio, lo golpearon e intentaron detenerlo.
Al oponerse a la detención, según testigos y el video de cámaras de seguridad en dicha calle, los oficiales se llevaron a una de sus hermanas y se observa que es detenida a la fuerza por dos policías, por grabar con su celular.
“La que aparece en el video es mi hermana. Su coraje fue que los estaba grabando. La tratan como si fuera un hombre. La jalaron como delincuente. No hay que cegarnos, en Celaya hay casos de abusos peores que en otros estados. Ya basta que la Policía haga de las suyas y quede impune. Exigimos justicia. Vamos a hablar con el Gobernador”, dijo Alberto Acosta.
El hermano de Israel dijo que la molestia del Gobierno municipal fue que no se quedaron callados y a pesar de recibir amenazas de mandos policiales, fueron al Ministerio Público a denunciarlo.
Alberto mencionó que por parte de la Agencia 6 del Ministerio Público solicitaron que su hermano y el trabajador declararan en el asunto del embargo por la denuncia de la afectada, pero como no pudo asistir el viernes 2 de octubre, agentes ministeriales tomaron la declaración de Israel en su negocio donde fue encontrado muerto un día después.
“No puedo decirte quién fue exactamente, pero sé que la Policía Municipal lo mandó matar. Ya me amenazaron a mí también. No vivimos tranquilos porque en lugar de protegernos, nos acosan. Vamos a buscar otras instancias gubernamentales para hacer justicia”, dijo.
Israel Acosta era padre de 3 menores de edad.
Desconfían de elementos
Habitantes de la comunidad de Rincón de Tamayo comentaron que como el caso de Israel Acosta, donde los uniformados abusaron de su autoridad, existen muchos y se quedan impunes, por lo que ya no confían en la Policía Municipal.
Vecinos de la calle Pino Suárez en Rincón de Tamayo reconocieron que los abusos de los policías es una problemática que con el paso de los años ha crecido, a tal grado que los delincuentes se sienten protegidos por ellos.
“Aquí los detienen y antes de que llegan a barandilla, los dejan libres. Cuidan más a los ladrones que a los ciudadanos. Puede preguntar y darse cuenta que nadie quiere a los policías por abusivos”, comentaron.
Habitantes mencionaron que en la comunidad de Rincón de Tamayo cuando ocurre algo, prefieren solucionarlo a su manera porque cuando solicitan apoyo del 066, no contestan o siempre está ocupado.
Juan “N”, quien solicitó que se cambiaría el nombre, comentó que el pueblo se ha revelado en contra de los delegados por tantos abusos y la ineficiencia de la Policía y aunque solicitan la intervención del Gobierno municipal y autoridades de seguridad pública, sólo se “avientan la bolita”.
Como el caso de Israel existen varios en la comunidad y sus alrededores, donde los uniformados abusan de su poder y golpean a los ciudadanos sin ser sancionados y las familias no denuncian por las represalias, argumentaron.
Ante este tipo de situación y el problema de las pandillas, algunos han optado por cambiarse de domicilios para poder vivir tranquilos.
Israel sólo quería ayudar
Silvia Elena Núñez Ferrer comentó que Israel Acosta la defendió por darse cuenta de los abusos de la Policía, a quienes no les importó que es una persona discapacitada, la golpearon e insultaron, se llevaron pertenencias y dinero como embargo, por una deuda que ella no tenía.
De acuerdo a Silvia, la tarde del 25 de septiembre pasado, abogados y policías entraron a su casa para cobrar una deuda de 8 mil pesos de su ex esposo con quien ya no vive.
En el embargo, Silvia Elena asegura que fue víctima de golpes e insultos por parte de los policías municipales, quienes entraron a sus domicilio y con los abogados se llevaron inflables que renta para sobrevivir, además de 4 mil pesos.
Aunque en ocasiones gritó a los uniformados que era discapacitada y los vecinos también intentaron ayudarla para que se detuvieran, los policías la golpearon.
“Me patearon en el abdomen y costillas. Me lastimaron el pulmón. Me dolía mucho e incluso por los golpes tenía sangre al orina. Fuí con el médico legista para poner la denuncia. Todavía los uniformados se burlaron de mi y me dijeron que no era discapacitada”, dijo.
Silvia Núñez interpuso una denuncia por los abusos ante el Ministerio Público y se abrió la averiguación 39768-2015.
Según la denunciante, únicamente conocía de vista a Israel Acosta pero el día de la diligencia al darse cuenta que los oficiales de policía la golpeaban, este bajó de su bicicleta y la ayudó.
Ello molestó a los elementos y lo amenazaron de muerte, uno de ellos sacó una pistola y le apuntó en la cabeza, sin jalar del gatillo.
“Nos amenazaron de muerte varias veces. Él me dijo que me ayudaría mejor a cambiarme de casa porque después del embargo, venían las patrullas como a intimidar afuera de mi casa porque sabían que los había denunciado. Lo peor fue que al pedir ayuda en Celaya, nos siguieron amenazando”. agregó.
Con lagrimas y desesperada, Silvia no olvida el acto heróico de Israel y narra cómo en ocho días, su vida cambió por un embargo donde ella no tenía nada que ver y que si no fuera por la valentía de los Acosta, tal vez no estaría con vida.