Agustín Cervantes/ La Piedad
Proveniente de importantes equipos del futbol mexicano con raíces en la capital del país, Ramón Garduño Ycuenca nunca imaginó que su segunda casa iba a ser la linda tierra de La Piedad, Michoacán.
Garduño Ycuenca, ya había demostrado su capacidad goleadora en el Necaxa, Puebla y Tampico Madero durante los años cincuenta. Debido a su trayectoria fue invitado a vestir la playera de los Reboceros de La Piedad, que venían de un descenso de Primera a Segunda División.
“En 1953 yo llegué a La Piedad para jugar con el equipo del que en ese entonces era un pueblo. Los directivos eran los señores Rizo Blanco, que tras ver descender a su equipo buscaron a toda costa regresarlo al máximo circuito y contrató buenos jugadores”, recordó Garduño Ycuenca.
En ese entonces, era apenas un joven apasionado por el deporte más popular del mundo y lo movía la ambición de ser un gran ídolo. A sus 23 años vivía sus mejores momentos, pero en equipos como Necaxa, Puebla y Tampico no iba a ser tan fácil destacar ya que tenían muchas estrellas.
Sin embargo, cuando recibió la convocatoria para venir a un equipo de provincia, soñó con que iba a jugar más y con ello tendría la oportunidad de demostrar su capacidad goleadora dentro del terreno de juego.
“Y así fue mi primer torneo pues anoté algunos goles. Pensé que iba a ser igual de complicado que en los otros equipos que apostaban mucho en ese entonces por los extranjeros, pero no, poco a poco gané la titularidad con La Piedad”, agregó.
Plaza exigente
Jugar en un pletórico estadio Juan N. López, significó siempre una gran motivación para los piedadenses en quienes pesaba una gran responsabilidad, pues desde siempre el público conocedor de futbol ha sido exigente: “Nada fácil era salir a la cancha, tenías que entregarte, sino el aficionado te lo reclamaba”, aseguró Ramón.
Su destacada actuación en aquella temporada de 1953 le sirvió para que otros equipos de Segunda División se fijaran en él. Sólo un año se mantuvo en Reboceros, ya que para la temporada de 1954, se concretó su transferencia al Irapuato.
“En Irapuato realicé algunos goles, no fue lo que esperaba y dejé de jugar profesionalmente en México”, recordó en tono triste ese momento de su historia.
Segundo aire y director
Ramón Garduño se fue a los Estados Unidos enamorado del balompié y logró jugar para equipos como Los Toros de San, donde volvió a recuperar su capacidad goleadora.
Su estancia en el país del norte se prolongó casi hasta los 28 años. Con lo que percibía de su salario, sumado al sueldo del equipo, se hizo de algunos ahorros con los que regresó a territorio mexicano. De vuelta en La Piedad logró conformar una familia.
Con esa motivación, Garduño Ycuenca quería seguir pisando las canchas a nivel profesional, por lo que se integró como directivo en la Liga Piedadense de Futbol.
“Esos años, en los 70’s, me tocó ser Presidente 3 años y ahí transmití mis conocimientos al deporte amateur, algo muy especial para mí sin duda alguna. Creo que hice buen trabajo y no lo digo yo, hubo muchas felicitaciones”, indicó.
Durante torneos anteriores, la mayoría de las directivas que habían estado al frente de la Liga Piedadense, buscaban los trofeos con los comerciantes: “Me acuerdo que daban de a un trofeo por comercio, era complicado y triste porque no todos cooperaban con el futbol amateur”.
E insistió, “lo que yo emprendí, fue a conformar una liga autosuficiente, que no iba a pedir los trofeos para sus campeones, así que nos pusimos a trabajar y se organizaban bailes, rifas, torneos relámpagos; eso era para obtener recursos y no andar pidiendo los trofeos en la calle”.
Así, Ramón Garduño marcó un buen paso por la Liga Piedadense de Futbol amateur de 1972 a 1975, tres años de esfuerzo y sacrificio para aportar sus conocimientos.
De recuerdos como directivo, Garduño mencionó su participación en los inicios de gestionar las canchas de la unidad deportiva “Profesor J. Jesús Romero Flores”, en un acuerdo con el entonces Presidente Municipal, Vicente Aguilar.
Funda la escuela oficial
Sus ganas de seguir apoyando a La Piedad no se detuvieron y Ramón Garduño Ycuenca logró fundar la ‘Escuela de Futbol La Piedad’ por donde desfilaron en sus primeros entrenamientos cientos de jóvenes que con los años llegaron al equipo Reboceros y algunos a Primera División Nacional.
“Hubo muchos jugadores que tenían gran capacidad futbolística, muchos llegaron, pero no recuerdo tantos nombres, por eso no los mencionaré”, declaró.
Con mucho orgullo, Garduño Ycuenca, mencionó: “Fui el Director General de la Escuela de Futbol La Piedad, jugaba cada partido de los Reboceros en el primer tiempo, era una gran fiesta ver a los niños correr tras la pelota en la cancha del estadio Juan N. López, el viejo que estaba donde hoy fue una tienda departamental”.
Reconocen su labor
Sabiendo que no era piedadense de nacimiento, muchos empresarios, políticos y hasta amigos lo reconocen como un habitante más de esta tierra.
Por ello, Ramón Garduño ha sido galardonado en varios grupos, como el de los Caballeros de Colón y en ceremonias importantes se le ha reconocido como uno de los que trabaja para ayudar a los más necesitados en nuestro municipio y alrededores.
En lo deportivo, ha sido parte de la extensa lista de galardones como cuando obtuvo el Premio al Mérito Deportivo por su amplia trayectoria y por su labor enseñando el balompié.
Hoy, Ramón atiende una papelería en el centro de la ciudad, y aunque las nuevas generaciones no lo conocen, sí le hablan de futbol y más del equipo de sus amores: La Piedad.
Capitalino con alma Rebocera
Aunque jugó poco para el equipo de la ciudad, dejó un gran legado futbolero