“Una mujer fuerte siempre con muchas ganas a la vida, todos los problemas que se me presentan siempre he dicho yo puedo, Y aquí estoy de pie”.
“Señor aquí estoy para ti…dame el camino para poder salir de esta” fueron las primeras palabras que Andrea Reyna Zamora Cázares pronunció al enterarse que la guerra contra el cáncer de mama apenas comenzaba.
Antes de enfrentarse a esta enfermedad, Andrea Reyna era una mujer que aparentaba ser la más fuerte, tenía un corazón que impedía mostrarse tal cuál era, para ella primero estaban los demás y hasta el último dejaba su salud, su bienestar, pero de pronto su vida cambio, el cáncer le dio la oportunidad de aprender a valorarse y ante todo a amarse “Me ha dejado ver que no tengo porque callar nada, que sí algo siento tengo que mostrarlo…siempre fuí muy aprensiva quería todo como yo lo decía, pero me di cuenta que tengo que empezar a quererme a mí misma”.
Seis meses fue el proceso de la lucha contra el cáncer, y después de todo ese difícil camino, Reyna ve las cosas muy diferentes, con más tranquilidad y lo principal comprendió que Dios no se equivoca, “Él (Dios) escoge a la gente que tiene que vivir esto para bien de nosotros, es muy duro pero yo le agradezco a Dios que me haya hecho cambiar, amarme, sensibilizarme”.
Fue a finales de mayo cuando sintió una bolita en el seno, después de realizarse su mastografía, el médico le indicó que no era nada alarmante, sólo eran absceso de grasa, eso la dejó tranquila, pero seis meses después esas bolitas se intensificaron, ella las sentía, pero seguía confiada en el diagnóstico de grasa, hasta que de pronto algo ya no andaba bien, acudió a otro médico y lo que temía apareció, era cáncer de mama, y las pequeñas bolitas que al principio le aparecieron ya era un indicio de esa enfermedad “Fue un mal diagnóstico el que me hicieron al principio y el médico me dijo que el cáncer avanzo demasiado rápido “Mi cáncer era algo agresiva, comencé con mi tratamiento de 6 meses, luego operación y ahorita estoy en tratamiento de anticuerpos”.
El apoyo de su familia ha sido fundamental para su recuperación, su esposo Miguel Ángel Hernández Zúñiga, al igual que sus tres hijos Andrea, Miguel Ángel y Alejandrina fueron el motor que la alentaron a continuar en el camino “Sí antes amaba a mi esposo ahora no tengo palabras para describir lo que siento por él”.
Otro de los pilares para salir victoriosa fue la asociación Tasiwi, quienes desde el momento que llegó la hicieron sentir como en casa “Tasiwi desde el principio me recibieron como si nos conociéramos de toda la vida, es una asociación a la que les estoy bien agradecida y ahora yo quiero contribuir con algo”.
Una señora con mucha fuerza para seguir viviendo y mostrarle a toda la gente la valentía para seguir de pie a pesar de esta terrible enfermedad que ataca a muchas mujeres.
Ahora su mentalidad de ver las cosas es otra y Andrea quiere seguir luchando por sus ideales que son su esposo y sus hijos y todas esa gente que ama y que la rodea día a día en su vida, “ Una mujer de fuerza y valentía”.
Una mujer fuerte y sensible a la vida
“Una mujer fuerte siempre con muchas ganas a la vida, todos los problemas que se me presentan siempre he dicho yo puedo, Y aquí estoy de pie”.