La pequeña Isla de Providencia podría ser el verdadero paraíso caribeño si no fuera por una rareza: un gran número de su población masculina está desapareciendo. La BBC ha explicado en un reportaje especial a qué se debe el extraño fenómeno de esta preciosa isla colombiana.

La Isla de Providencia, que se sitúa en el mar Caribe y pertenece al departamento colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, tiene todo para ser un verdadero paraíso: palmeras, arenas blancas y agua de color esmeralda, casi no frecuentadas por el turismo de masas. Sin embargo, el idílico lugar tiene un secreto oculto. Según la BBC, un gran número de hombres se ve involucrado en el narcotráfico y luego desaparece.

El pequeño lugar está habitado por entre 5.000 y 6.000 personas, muchas de las cuales son rastafaris. Y aunque por mucho tiempo la Isla de Providencia logró mantenerse al margen del violento narcotráfico colombiano, ahora el paradisíaco lugar está pasando por un grave problema.

Hace unos cuantos años los traficantes de drogas descubrieron que los isleños eran excelentes navegantes, con un conocimiento invaluable del mar. “Los isleños leen el océano mejor que nadie, por lo que son contratados como pilotos de las lanchas rápidas del narco”, explicó a BBC la periodista local Amparo Ponton. Sus habilidades permiten ganar mucho dinero, pero si son atrapados, terminan en cárceles muchas veces lejanas de Providencia.

Según confiesa uno de los lugareños, “estamos perdiendo a nuestros hombres”. El habitante de la isla afirma que por lo menos 800 hombres están presos en diferentes cárceles en el extranjero o simplemente desaparecidos. De ser verdad ?el medio señala que estos datos no son oficiales? significaría que uno de cada cuatro hombres de Providencia se ha ido.

“La mayoría de las familias en la isla se han visto afectadas por este problema, de un modo u otro. Estamos perdiendo a nuestros jóvenes”, lamentan los isleños. “Ya hemos perdido el 10% de la generación anterior a la mía”, contó un pescador de 26 años.

“Las madres están llorando porque sus hijos se fueron y nunca regresaron. Nadie sabe dónde están. Podrían estar en una cárcel en cualquier parte del mundo. Simplemente no lo sabemos”, concluye.

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