Los tiempos de Dios son perfectos; tan perfecto que coloca a las personas indicadas en el preciso momento.
Tal es el caso de Josué Uribe Terrazas y Marcela Marín, jóvenes flechados por un amor que con el paso de los días, meses y años creció un poco más y más.
A un par de años de un noviazgo inmerso de incontables experiencias, lo enamorados optaron por correr el riesgo de ponerle fin a esa relación para dar paso a una que jamás tendrá final; su enlace matrimonial.
Después de varios meses de preparativos, la cuenta regresiva comenzó hasta llegar el día más esperado por Josue y Marce; su eterna unión.
Frente al altar del templo de San Juan Bosco, Josué esperó con impaciencia a la mujer que eligió como su eterna compañera; y al ritmo de la marcha nupcial, Marce, quien lució más bella que nunca, caminó hasta el altar para encontrarse con el amor de su vida.
De frente, tomados de la mano y con un brilló en sus ojos que dejó en claro que el amor verdadero existe, así intercambiaron sus votos matrimoniales compromiso que sellaron con el más tierno beso de amor.
Convertidos en esposos para toda la vida, Josué y Marce recibieron una sincera felicitación por parte de los papás de él, los señores Enrique Uribe y Lolita Terrazas de Uribe.
Una noche mágica que jamás olvidarán vivieron los ahora esposos en uno de los días más importantes de sus vidas.
Emprenden vida de esposos
Los tiempos de Dios son perfectos; tan perfecto que coloca a las personas indicadas en el preciso momento.