El Papa Francisco anunció ayer la indulgencia plenaria a la Legión de Cristo y a su movimiento seglar Regnum Christi durante el próximo Jubileo y por su 75 aniversario.
La Orden fue fundada en 1941 por Marcial Maciel, acusado de pederastia, fraude, extorsión, abusos sexuales y padre de varios hijos con al menos dos mujeres.
Los Legionarios de Cristo son una de las congregaciones más poderosas de la Iglesia católica por la enorme cantidad de dinero que gestionan.
Sus activos en todo el mundo (entre los que se encuentran hospitales, inmuebles, centros educativos, orfanatos y “sociedades sin fines de lucro”) suman más de 43,600 millones de dólares.
“Si fueran una empresa, estarían sin duda entre los grupos corporativos más importantes del mundo”, calcula Raúl Olmos, periodista de investigación y autor de El Imperio Financiero de los Legionarios (Grijalbo, 2015).
“No hay nada nuevo en el perdón que el Papa Francisco ha otorgado este miércoles. Nadie se ha atrevido a tocarlos por el tamaño del poder económico que manejan”.
Olmos recuerda que los Legionarios de Cristo gestionan, hoy por hoy, un “regalo” que les otorgó Juan Pablo II: el Instituto Pontificio Notre Dame en Jerusalén, un centro “de naturaleza religiosa, cultural, caritativa y educativa” pero donde la habitación más barata vale al menos 230 dólares.
“La mejor elección para quedarse en Jerusalén”, describe un huésped en TripAdvisor. Todas las ganancias de este sitio las gestionala Legión de Cristo.
Otro factor es la relación del Papa Francisco con la Arquidiócesis mexicana, presidida por el cardenal Norberto Rivera, un íntimo amigo y férreo defensor de Maciel aun cuando muchas de las acusaciones ya habían sido probadas.
El diario La Nación de Argentina asegura que Rivera está entre los firmantes de una carta en que se criticaba las propuestas del Papa en el Sínodo de La Familia.
Los Legionarios de Cristo, además, tienen un papel fundamental en la visita que el Papa ha anunciado para el 2016 a México. Todas las giras papales de Juan Pablo II y de Benedicto XVI a territorio mexicano han sido organizadas por la congregación.
El sacerdote Pablo Pérez Guardado ingresó a la Legión de Cristo en 1974 y trabajó en la sede de la Orden en Roma entre 1986 y 2006.
“Marcial Maciel siempre decía que no había mejor negocio que los pobres”, explica.
Pérez Guardado, que actualmente reside en Quintana Roo, detalla el modus operandi de la congregación en Roma.
“Regalos, tráfico de influencias, desvío de dinero destinado a obras de filantropía y de evangelización”, enumera.
No oculta su decepción por la decisión que ha tomado Francisco -“se indulta la obra de un pederasta y no ha sido el problema de un individuo sino un esquema repetido en toda una estructura que generó”- y no escatima en detalles.

‘Un poder paralelo’

La indulgencia a los Legionarios, una de las piedras fundamentales del ala dura de la Iglesia, se interpreta como un guiño para que la Orden baje la presión sobre las propuestas del Papa.
“El Papa Francisco es un pragmático y ha optado por promover su agenda aun sobre lo que implica reconocer a la Legión de Cristo”, explica una fuente cercana a la orden fundada por Maciel pero que declina dar su nombre.
“Los Legionarios de Cristo son un poder paralelo a El Vaticano”, asegura Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones y profesor e investigador emérito de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.  “Ha preferido elegir una batalla sobre otra”, indica.

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