Para hablar con un adolescente que no quiere compartir sus vivencias, que contesta con monosílabos y que lo cuestiona todo, lo primero que deben hacer los papás es ser sensatos, recomienda Martha Páramo, psicóloga y terapeuta familiar.
En su libro “Misión imposible: Cómo comunicarnos con los adolescentes” (GRIJALBO), escrito en colaboración con Alexis Schreck, psicoterapeuta y psicoanalista, las especialistas invitan a mirar los problemas de los adolescentes desde un enfoque diferente.
Con 27 años de experiencia en la consulta privada, Páramo advierte que muchas veces las expectativas que tienen los papás sobre la comunicación con sus hijos están muy alejadas de la realidad de los adolescentes.
“Si estás con un adolescente de entre 11 y 15 años, tienes que aceptar que te conteste con monosílabos, que se limite a decir sí y no. Esa es la comunicación esperable y deseable que podemos tener con ellos en esa etapa.
“Y también debemos saber que dos semanas después el mismo adolescente podría soltarse como perico. Los papás no debemos tomar como algo personal que un día seamos sus confidentes y otro día no nos quieren contar nada”, aconseja.
Una de las razones que motivan las discusiones con los adolescentes son los límites y la psicóloga aconseja elegir bien los campos de batalla.
“Hay que decidir cuáles son los límites que no están sujetos a ningún tipo de negociación, por ejemplo, no permitir conductas que atenten contra su integridad física y emocional, como no dejar que se lleve el coche si sabes que va a ir a una fiesta con los amigos y va a tomar”, propone.
Pero también hay cuestiones negociables como el corte de cabello o la vestimenta, que aunque puede molestar a los papás, no afecta la integridad de nadie en la familia.
“Tal vez te choca que se ponga cinco veces los pantalones cochinos y quisieras que se pusiera algo más decente para ir a las reuniones familiares, pero tienes que aprender a soltar esas cosas, después de todo, con eso no está dañando a nadie ni a sí mismo”, reflexiona.
Las especialistas detallan varios signos que indican la necesidad de buscar orientación psicológica profesional como autolesiones, mentiras compulsivas, periodos de insomnio prolongados, problemas de socialización, aislamiento o conductas permanentemente transgresoras y opositoras.
“Si realmente deseamos su autonomía tenemos que aprender a confiar en ellos y a ser respetuosos de sus procesos de intimidad.
“Hay cosas que no nos van a querer compartir y está bien. Es verdad que están en permanente riesgo de equivocarse pero no podemos evitar que vivan lo que tienen que vivir, tenemos que apostar a confiar en lo que hicimos por ellos en el proceso de crianza”, aconseja.
Logra comunicarte con el adolescente:
– Hazte cargo de tus ansiedades, tus duelos y tus intolerancias. Trabaja contigo antes de criticar y culpar a tu hijo.
– No violentes la intimidad y la privacidad de tu hijo.
– Elige tus campos de batalla, sé firme con los límites que no sean negociables en tu familia, pero no conviertas todo en motivo de conflicto.
– Nunca pongas a un adolescente entre la espada y la pared, dale espacio de maniobra.
– No sobreprotejas a tu hijo, él necesita desarrollar su independencia y autocuidado.
Nunca lo abandones y no seas inconsistente desde el punto de vista afectivo, no puedes adorarlo un día e insultarlo al día siguiente.