Hay molestias comunes, como la irritación cutánea o comezón, que hacen que una persona visite la farmacia más cercana a su hogar, para solicitar al empleado del negocio alguna recomendación médica que calme sus síntomas.
Por desgracia, existen medicamentos muy publicitados que se venden sin receta médica, y que contienen cortisona o un derivado de ésta con el fin de aliviar tales síntomas, pero que no deberían administrarse libremente sin conocer sus efectos secundarios.
“La cortisona es una hormona que se produce de forma natural en el cuerpo en las glándulas adrenales. Son glándulas pequeñas que están en la parte superior de ambos riñones, su efecto natural es elevar el azúcar, degradando grasas y proteínas”, señala Ignacio Rangel Rodríguez, médico internista especializado en endocrinología, desde la Ciudad de México.
“Sin embargo, hay productos sintéticos derivados de la cortisona cuyo principal propósito es quitar el dolor por inflamación o suprimir la respuesta autoinmune del organismo. Son productos excelentes con esos propósitos, pero que deben ser indicados exclusivamente por el médico, quien conoce su efecto, dosis, tiempo y forma de administrarlo”.
Prednisona, prednisolona, metilprednisolona e hidrocortisona, además de triamcinolona, betametasona, beclometasona, dexametasona y deflazacort son algunos derivados de la cortisona contenidos en cremas, tabletas, gotas e inyecciones.
La cortisona ayuda a detener la respuesta de autoagresión en el caso de los trasplantes, por ejemplo, pues el organismo desconoce el órgano como algo propio, y comienza a atacarlo, comenta el médico.
Lo mismo sucede cuando un gérmen o bacteria se posiciona en ojos u oídos, provocando que el propio órgano humano se convierta en un agente extraño, y el sistema inmunológico comienza a atacarlo en defensa. Esto puede pasar también en la piel, hígado, riñones, pulmón o articulaciones. En estos casos es necesaria la administración de cortisona, para salvar la vida del paciente.
Incluso, el endocrinólogo agrega que puede existir lesión en las glándulas suprarrenales, las cuales dejan de producir suficiente cortisona natural en el organismo, corriendo el riesgo de muerte.
“Estas hormonas son necesarias para la vida, y cuando faltan hay que sustituirlas por la versión sintética”.
Daños en la médula ósea, alergias, asma y algunos casos de cáncer responden muy bien al tratamiento con cortisona.
“El beneficio y el uso es muy amplio. Si el padecimiento es intenso y permanece por mucho tiempo se va a requerir administrar dosis altas de cortisona, pero de ahí se derivan las consecuencias”, indica Rangel Rodríguez.
Una cortisona mal administrada
El uso indebido o mal administrado de cortisona tiene graves consecuencias.
-Puede atrofiar las glándulas adrenales
-Se acumula grasa en el tronco del cuerpo surgiendo una joroba
-Cambia la cara a forma redonda
-Baja las defensas
-Eleva el riesgo de infecciones
-Aumenta la presión arterial
-Padece riesgo de osteoporosis
-Aparecen glaucoma o catarata
-Favorece la aparición de úlceras y gastritis
-Eleva la glucosa