Las congregaciones religiosas sobreviven ante el poco interés que tienen los jóvenes por una vida consagrada a Cristo.
Les preocupa la violencia y la desintegración familiar.
“Vivimos en un mundo revuelto, con mucha violencia, desintegración familiar, con vicios como la droga, el alcohol, libertinaje en las familias, poca preocupación de las familias”, dijo la madre superiora Rosa de Guadalupe.
Reconoció que cada vez es más difícil convencer a las jóvenes que ingresen a los conventos, por lo que algunas congregaciones han desaparecido, pero otras como la orden de las Clarisas Capuchinas conmemoraron el 350 aniversario de su llegada a México.
“Sí hay crisis de vocaciones religiosas en estos tiempos. Por ello se requiere que las comunidades participen en la formación de nuevas religiosas. Se tiene que estar al día, actualizándose constantemente en lo que se vive en el mundo”, dijo la hermana Rosa de Guadalupe, quien acaba de cumplir sus ‘bodas de oro’ de vida consagrada.
Destacó que lo más preocupante es que muchos jóvenes viven en un ambiente familiar desintegrado y de ahí vienen muchos de los problemas actuales, como son violencia, drogadicción, alcoholismo.
“Las congregaciones debemos estar más preparadas para poder encausar a esos jóvenes, que sean personas de bien”.
Rosa de Guadalupe, su nombre religioso, nació en el barrio El Coecillo, en la calle San Cayetano, y fue bautizada con el nombre de María Guadalupe Aceves Ramírez, por lo que de paso por León, acompañada de un grupo de religiosas, hizo un llamado a las jóvenes.
Reconoció que hace años no se exigía mucho a las jóvenes aspirante a religiosas, pero ahora se tiene que hacer una selección exhaustiva.
“Antiguamente no se exigía mucho la formación académica. Ahora para ingresar a un monasterio deben de tener por lo menos la preparatoria. Luego sigue una formación continua, sobre el carisma de la orden, como la teología”, explicó.
Las hermanas capuchinas llegaron de Toledo, España, a Veracruz, en barco. Fundaron el primer monasterio en Coyoacán, y el segundo en Puebla.
Actualmente cuentan con 78 monasterios, uno de ellos en Lagos de Moreno, además de la casa de formación Santa Verónica en Cuautitlán Izcalli, frente a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Cada monasterio es autónomo y está regido por presidentes. Las confederación está integrada por las federaciones: de México, la del norte, del sur, la del Santísimo Sacramento, la de Estados Unidos y la de Sudamérica.
La madre Rosa de Guadalupe hizo un llamado a las jóvenes a ser parte de la congregación religiosa, para participar en el proceso, a través de una convivencia en el convento, donde obtendrán una gran experiencia.
“Luego de que termina la prepa se le ofrece un acompañamiento que dura seis meses fuera del convento, y donde se le da una tarea. Se le cita cada ocho días para irla conociendo y ver su interés”, relató.
Platicó además que posteriormente se le invita a vivir tres meses en la comunidad (convento) dentro del ‘aspirantado’ y acompañada de una formadora, donde no se le exige nada y ella decide si quiere llevar una vida de oración.
Luego de tres meses se le hace un estudio psicológico y se le postula, luego se le prepara dos años. Después se pasa por el proceso del noviciado, el primero es año canónico, y el segundo para que se integre a la comunidad.
Si regresa le otorgan la profesión temporal, donde hacen votos por cuatro años, con mayor exigencia. Muchas se retiran, pero si siguen adelante se le admite para que haga sus votos de procesión perpetua.

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