En Guanajuato hay 1,166 pacientes en lista de espera para recibir un trasplante que les salve la vida, y en contraste todavía hay pocas personas que aceptan donar sus órganos.
El año pasado fue crítico, pues hubo un descenso de 34% en el número de donadores.
De acuerdo con información oficial de la Secretaría de Salud, en 2013 hubo 92 donadores, quienes aportaron 320 órganos.
Para 2014 la cifra bajó a sólo 60 donadores con 191 órganos generados.
Lo anterior provocó un descenso de 23% en el número de trasplantes realizados en hospitales del estado, principalmente en León.
Este año, por fortuna, la solidaridad de los guanajuatenses ha regresado.
Entre enero y septiembre se concretó la donación de órganos de 61 personas.
El número de órganos generados ya superó en 14% a los de todo el año pasado, al sumar 218 hasta septiembre.
El 53% de los órganos han sido obtenidos de personas fallecidas, y el 47% los han aportado donantes vivos.

León a la cabeza

León encabeza la lista de donantes, con 33 de los 61 registrados este año.
También en León está uno de los principales centros de trasplantes, en el Hospital de Alta Especialidad.
Además, en el Hospital Regional de León se está remodelando un área especial para los trasplantes de riñón y médula ósea.
Actualmente en la ciudad hay cinco hospitales con la certificación para realizar estas cirugías: el de Alta Especialidad, la clínica T1 del IMSS, el ISSTE, el Aranda de la Parra y el Hospital Ángeles, éstos dos últimos del sector privado.
En los últimos cinco años se han realizado alrededor de mil 680 trasplantes en Guanajuato, de acuerdo con cifras del Centro Nacional de Trasplantes, la mayor parte de córnea y riñón.

La lista de espera

El doctor Rodrigo López Falconi, director del Centro Estatal de Trasplantes, advirtió que el número de pacientes en lista de espera ha crecido.
De 300 que había en 2006, actualmente suman 1,166 las personas en todo el estado que están en espera de recibir un órgano.
El proceso para que un paciente que ya fue valorado por un especialista reciba un trasplante, no lleva más de seis meses cuando un familiar o amigo acepta donar un órgano.
El problema ocurre cuando el paciente no tiene un donador voluntario o éste no es compatible. En esos casos pasa a una larga lista de espera.
Por ejemplo, la lista de espera en el IMSS de León es de 900 personas, en el Hospital de Alta Especialidad hay 240 y en el ISSTE hay 26 que esperan un riñón.
“Lamentablemente el 20% de los pacientes que están en lista de espera fallecen sin recibir su trasplante”, lamentó el Dr. López Falconi.

La prevención

Aunque los trasplantes de riñón y córnea son los más frecuentes, en León también se realizan cirugías más especializadas.
Por ejemplo, ya se han realizado en la ciudad tres trasplantes de hígado y de 15 a 20 de médula ósea.
Desde que nació el Centro Estatal de Trasplantes en 2006, se han fomentado acciones de prevención para frenar las enfermedades que deriven en una cirugía de este tipo.
Una de las acciones más importantes es el Escuadrón para la prevención de la deficiencia renal.
Este programa es llevado a empresas donde se dan pláticas, donde se explican diversos métodos para evitar esta enfermedad. Incluso se hacen pruebas de orina rápidas donde se puede detectar a personas con un problema en los riñones, que pueda ser reversible o controlado.

Recupera su vida

A un año de terminar sus estudios, Carlos Anda fue diagnosticado con insuficiencia renal, por lo que tuvo que someterse a tratamiento de hemodiálisis.

Al inicio de su enfermedad trató de seguir con una vida normal entre escuela, trabajo y el tratamiento médico, pero al final tuvo que abandonar los estudios en la Licenciatura de Derecho.
Y es que las sesiones de hemodiálisis eran cada tercer día y lo dejaban agotado.
Ninguno de sus familiares directos pudo donar un riñón, por lo que la posibilidad de un trasplante la veía lejana.
Un día, uno de sus primos le ofreció convertirse en su donador.
“Yo te dono el riñón, vamos a hacernos la prueba”, le dijo su primo.
Aquella frase le quedó marcada a Carlos, quien la recuerda con emoción.
El 22 de enero de 2011 se realizó el trasplante que le devolvió la calidad de vida.
Una semana internado y 3 meses aislado en casa valieron la pena para no “vivir atado a un hospital“.
Al adaptarse a los cambios en alimentación, la toma de medicamento y los chequeos, concluyó con sus estudios en 2013, con una tesis especializada en las leyes dentro de los trasplantes en México.
Actualmente trabaja como coordinador jurídico del Centro Estatal de Trasplantes, donde acepta que los medicamentos posteriores a una operación son caros, con precios de hasta los 9 mil pesos para un mes.
Se vio forzado a cambiar su estilo de vida y su alimentación: no fuma, no consume alcohol, no come carne de puerco y extremó las medidas de higiene.

La enfermedadlos lleva a la quiebra

lías Moreno Claudio tenía 15 años de trabajar en Estados Unidos y gozaba buena estabilidad económica, hasta que por casualidad se enteró que padecía una enfermedad en los riñones.

Una lesión en la espalda lo llevó a descubrir su mal.
“Me hicieron una radiografía y vieron que andaba mal de mis riñones. Me dijeron que ya sólo durarían un año 8 meses y que después me tendría que dializar”, recuerda Elías Moreno.
Luego de hacerse dos hemodiálisis en Estados Unidos, decidió regresar a México, a su pueblo, en San Pedro de Almoloya, cercano a San Felipe Torres Mochas.
Tres días a la semana tenía que ir y venir a León para recibir su tratamiento, por lo que decidió mudarse a la ciudad.
“De allá para acá son como tres horas en carro y casi todo el día en camión. Yo tenía que estar aquí a las siete de la mañana para recibir mi hemodiálisis, así que mejor me vine para acá y renté una casa”, explica Moreno Claudio.
En la época en que regresó al país conoció a su pareja, María Cristina Prado Rangel, quien con todo y la enfermedad aceptó estar con él y quien en los últimos cinco años ha sido el único apoyo de Elías.
Ella, en compañía de una amiga que había pasado por la misma situación, se acercó a varias personas para conseguir ayuda, incluido el gobernador Márquez Márquez, quien pagó dos de las hemodiálisis que necesitaba Elías.
Además de contar con el apoyo del Centro Estatal de Trasplantes, quien le ayuda con algunos de los medicamentos que necesita.

Sin dinero para comer

Duró cuatro años recibiendo hemodiálisis en la clínica Punta Santa Bárbara, donde tenía que pagar tres mil 600 pesos por semana, ya que el tratamiento lo recibía tres días. Elías comentó que en ese tiempo no podía trabajar, por lo que era difícil conseguir el dinero para el tratamiento y para la comida.
“Nos afectó mucho, a veces no me las hacía por falta de dinero”, dice Elías.
Su esposa también sufrió, ya que con él internado tenía que encontrar la manera de sobrevivir.
“Me la veía duras con la comida y con los pasajes. Una vez que duró internado 22 días, pues no me podía ir, no podía ni bañarme. Cuando salimos ya estaba toda ampollada”, recuerda María Cristina Prado.

Ocho meses en espera

Por ocho meses estuvo en lista de espera y el 11 de noviembre del 2014 por fin recibió su trasplante, que con ayuda del Seguro Popular sólo tuvo que pagar 15 mil pesos. Regresó a su pueblo a vivir, ya que ahora sólo debe acudir una vez por mes a sus chequeos médicos. Si bien todavía no puede trabajar, cuenta con el apoyo de tres de sus hermanos que viven en Estados Unidos.
“Debo cuidarme, tomarme mis medicinas cuando me tocan. En la comida hay que cuidarse mucho”, dice Elías Moreno.
Ahora que pasó por un trasplante y una cirugía de cataratas provocada por su enfermedad en los riñones, es más consciente de que hay otras personas que puedan necesitar una segunda oportunidad con un órgano.
“Yo estoy dispuesto a donar lo que jale mío”.

‘La muerte la tenemos aquí’

Hace tres meses, José Ramírez López, de 32 años de edad, recibió el primer trasplante de médula ósea que se ha realizado este año en León.
Hasta el momento ha reaccionado de manera favorable, sin complicaciones en su salud.
El joven padre de familia tiene dos niños de 3 y 7 años, y vive en la comunidad La Soledad, de Cuerámaro.
El cáncer se manifestó en su cuerpo en octubre del 2013, cuando fue sometido a una primera cirugía por un tumor que se creía no era maligno en la fosa nasal.
En junio de 2014 los médicos detectaron que se trataba de un cáncer, con un 40% de avance.
Para poder ser operado por segunda ocasión tuvo que esperar un mes, para determinar si era candidato para la intervención.
Su esposa tuvo que aprender a manejar en carretera, para llevarlo a sesiones de quimioterapia y radiaciones que se le aplicaron de forma directa sobre la parte afectada de su cara.
Cuando se acercó la fecha para la séptima quimioterapia y tras 25 radiaciones, los doctores determinaron que era candidato para un trasplante de urgencia.
“Qué más miedo si la muerte la tenemos aquí“, dijo el paciente, al recordar el día que lo operaron en el Hospital de Alta Especialidad en León.
Debido a su estado grave de salud, tuvo que dejar el trabajo del campo, y dedicarse de lleno a su cuidado.
El trasplante fue una posibilidad de sobrevivir para él y para su esposa, que estaba agotada por tanto sufrimiento.
“Ya está volviendo a la vida“, dijo el paciente mientras señalaba a su esposa, con sus hijos sentados en las piernas.
Voluntarios de los mismos hospitales y gente de su “rancho” los han ayudado a salir adelante, aportando comida o ayuda económica.

‘El dinero complica las cosas’

Todo comenzó con una constante hinchazón, provocada por cualquier líquido que tomaba. Ahí fue cuando Felipe Moreno Suárez se dio cuenta de que algo estaba mal en su organismo y desde Comanja llegó a León para tratarse.

“Pues me hinchaba, con cualquier cosa que tomara, me dijeron que viniera a dializarme a León, primero en el Hospital Regional, ya de ahí me pasaron al Hospital de Alta Especialidad”, comentó Felipe, a quien hace tres meses le trasplantaron un riñón, luego de haber pasado más de un año en diálisis.
En cada sesión de seguimiento lo acompaña su hija, que poco sabe del proceso que vivió su papá y que ahora se preocupa de que lleguen con bien a su casa.
“Yo le echo muchas ganas, pero pues a veces el dinero complica las cosas”, lamentó el paciente trasplantado.

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