“¿Quién se llama Ángel?”, preguntó Guadalupe a su hija de 3 años, mientras señalaba la fotografía de un recién nacido que falleció en junio del año pasado.
“Es mi hermanito”, respondió la niña con una voz que apenas se escuchaba en la sala de la casa.
“Y dónde está tu hermanito”, preguntó de nuevo la mamá.
“En el cielo”, dijo muy segura la niña, apuntando con la mano derecha al techo.
Ángel es el nombre de un bebé que murió en una clínica del IMSS en León, debido a una supuesta negligencia médica.
Guadalupe –la mamá – llego a las 3 de la tarde el 19 de julio del 2014 al área de urgencias del Seguro Social con la fuente reventada. Fue hasta las 5 de la tarde cuando la pasaron a cirugía.
En el seguimiento médico que había dado a su embarazo, sus médicos le decían que el parto sería de forma natural. Pero conforme se acercó la hora del nacimiento, el niño cambió de posición y se tuvo que planear una cesárea, que se llevó de forma rápida porque Ángel comenzó a tomar el líquido.
Guadalupe relató que el día del parto, la pusieron en una camilla, le levantaron la bata “y de tajo” sintió cómo el bisturí pasó su vientre. “Fue muy recio, sacaron al bebé, pero no me lo enseñaron y lo envolvieron”, recordó.
“¡Fue niño!”, gritó el doctor. Eso es lo único que recuerda la madre después del parto.
Ángel sufrió una cortada en el ojo izquierdo debido a la abertura hecha por el bisturí durante la cesárea. El ojo terminó por desprendérsele 15 días después, mientras estaba en recuperación.
“Va a tener que ser fuerte, porque el niño nació deforme”, le dijo una enfermera a Edgar, el papá, minutos antes de entrar a las incubadoras.
Además de tener paladar hendido, y la cicatriz en forma de media luna sobre su ojo, el bebé fue operado ocho días después de su nacimiento, por una hidrocefalia causada por la ingesta de líquido antes del parto.
De acuerdo con los doctores, la cicatriz en el ojo era parte de una malformación, y no por un error del médico.
El jueves 24 de julio fue aislado después de haber sido intervenido con la colocación de una válvula para drenar el líquido de su cabeza.
La mañana del viernes 25 de julio fue diagnosticado con muerte cerebral, a lo que solo esperaban su deceso. “Ese día le di la bendición y falleció”, recordó la madre con la voz temblorosa.
Los papás están seguros que el niño falleció por una negligencia médica, debido a la falta de atención oportuna, lo cual se agravó con la lesión en la cara, causada por el bisturí al momento de la cesárea.
Decenas de casos
De acuerdo con la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato, entre 2014 y 2015 fueron investigados 153 casos de malas prácticas médicas en hospitales de la entidad.
El IMSS concentra el 41% de las denuncias, con un total de 63 en los dos últimos años.
Mientras que el ISSSTE acumula 12 denuncias.
Por ser ambas dependencias federales, esos casos han sido canalizados a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
La Procuraduría de los Derechos Humanos ha emitido además directamente 75 recomendaciones al Secretario de Salud de Guanajuato, por mala prestación de servicios médicos entre 2014 y 2015.
La negativa para la prestación del servicio médico, o la inadecuada atención, representan el 86% de las denuncias contra la Secretaría estatal.
Casi la mitad de las recomendaciones de Derechos Humanos a la Secretaría han sido por mala atención en el hospital de Villagrán (con 37 casos).
Los hospitales de León, Acámbaro, Pénjamo y San Luis de la Paz han recibido cinco recomendaciones cada uno.
En dos años, las recomendaciones por negligencia médica, que han dejado secuelas graves a los pacientes, suman 18 casos en el estado.
La conciliación
Además de Derechos Humanos, en Guanajuato existe una Comisión de Arbitraje Médico, que atiende las quejas de pacientes.
Casi la mitad de las quejas son resueltas por la vía de la conciliación, o a través de asesorías, orientación y gestiones inmediatas.
“En muchas (quejas) el paciente considera que requería una revaloración quirúrgica, estudios de laboratorios complementarios, el suministro de insumos y medicamentos, el cambio de médico o que percibió negativa de la atención y esas no trascienden hasta procedimiento de queja como tal y las hemos podido resolver a través de gestiones inmediatas con la institución”, dijo el Dr. Ernesto García Caratachea comisionado estatal de Arbitraje Médico.
Informó que en lo que va del año se han reportado 79 controversias que han llegado a procedimiento de queja, donde el paciente se acerca a la comisión y por medio de un escrito donde se describen los hechos y lo que busca lograr, se abre un expediente para dar inicio a la conciliación y así resolver el problema.
“Tiene que ser a través de un escrito donde (el paciente) manifieste su inconformidad”.
Las causas
Del total de las quejas ante la comisión estatal, el 35% se dieron por malas atenciones quirúrgicas, 29% por diagnósticos erróneos y el resto por errores administrativos, atenciones médicas, fallas en la relación médico-paciente o tratamiento insatisfactorio.
“No todas las quejas son en favor del paciente, porque por ejemplo, los tratamientos insatisfactorios son porque al paciente le faltó una explicación amplia del servicio. Por medio de la conciliación, nosotros resolvemos estás quejas”, aseguró el doctor García.
De enero a septiembre, 56 quejas –de un total de 79- han sido a favor del paciente.
En el 16% del total de las quejas, que no se pueden resolver por medio de la conciliación, los derechos se dejan a cargo del paciente y ellos pueden acudir a otras instancias, ya sea Derechos Humanos o al Ministerio Público para denunciar penalmente.
Aconseja máximocuidado profesional
El Presidente del Colegio de Médicos Generales de Guanajuato, Juan Manuel Corte Osorio, consideró que se debe buscar la conciliación con el paciente o su familia, en casos de quejas sobre el servicio médicos.
Reconoció que en los casos graves de negligencia se puede llegar a la sanción, incluso retener la cédula de médico.
Por ello, recomendó a los médicos seguir al pie de la letra las normas, y tener máximo cuidado en el ejercicio profesional.
Aclaró que en ocasiones las quejas por negligencia involucran a toda una institución, en la que interviene el personal de enfermería, de apoyo e incluso administrativo, por lo que la responsabilidad no sólo se debe achacar al médico.
“Definitivamente a un nivel institucional sí hay faltas, a lo mejor de recursos, pero yo creo que como médicos independientemente tenemos que apegarnos a las normas”, dijo.
‘Se murió esperando la cita’
Melasia Ramírez murió a los 56 años de edad, a unos días de haberle realizado una operación para retirarle la matriz.
En julio de este año, la intervinieron por la detección de unos miomas (tumores benignos). Los médicos le habían dicho a la familia que la cirugía no era de riesgo y fue después de unos días de haber sido dada de alta cuando los mareos y el agotamiento la llevaron a consultar a un médico particular.
De acuerdo con el diagnóstico, estaba descompensada y era necesaria recuperar las sangre que había perdido durante la cirugía.
Seis donadores le solicitaron antes de la intervención para realizar una transfusión que jamás se realizó. Después de la consulta el médico particular le indicó que regresara al Hospital para que su médico la atendiera y le diera una cita.
”Se murió esperando la cita, ella nunca recibió la sangre” dijo su sobrina Adriana Ramírez.
Melasia se hizo cargo de sus tres hijos como costurera y ayudante doméstica.
Es recordada como una persona muy activa, aunque a raíz de la cirugía se mostró cansada.
”Entre el dolor estaba la incógnita”, dijo su sobrina. El acta de defunción señalaba sólo un paro respiratorio, aun cuando el médico particular advirtió la falta de sangre.
Sale más enferma del hospital
Cuando Virginia supo que debía operarse un quiste, jamás imaginó que al salir del hospital tendría que regresar más enferma que la primera vez.
Originaria de Salvatierra, fue ingresada en el Hospital Regional de León para la cirugía, de la que salió a las pocas horas. No pensó que algo malo pasaría. Cuando le dieron de alta se fue a casa y pensó que el peligro había pasado.
“Me fui a mi casa y al poco tiempo me sentí mal, tenía mucho dolor”, comentó Virginia.
Después de un tiempo mal, decidió regresar de urgencia al hospital, donde se dieron cuenta que tenía una perforación en el intestino y los desechos le habían provocado una peritonitis, por lo que tuvo que ser intervenida por segunda vez. Además de que también le extirparon la matriz y el ovario, como consecuencia de la infección.
“Me hicieron una colostomía y me dejaron con una bolsa desde que me operaron, hace casi tres años. Y desde entonces estoy así, de ir por una cosa, salí bien mal de ahí”, explicó Virginia.
Ahora debe venir una vez al mes a su cita, pues la herida no ha sanado.
Cada dos semanas debe pagar 400 pesos por una pomada que debe aplicar alrededor de la herida que conecta a su intestino con la pared abdominal junto con las bolsas que ocupa cada dos días para evacuar.
“Como el mío hay muchas casos ahí, nada más es necesario que te sientes mientras pasan consulta para que te enteres de lo que les ha pasado. Yo me sé muchos casos de mujeres que entran por una cosa y salen con más”, comentó Virginia.