Un estudio realizado por el Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con muestras de 2015, señala que la concentración de arsénico y fluoruro en el acuífero Lerma-Chapala (que va del Estado de México a Jalisco) se duplicó en los últimos 14 años; condición semejante afecta las aguas subterráneas de seis estados más: Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas, Durango y Sinaloa. 
“Todos presentan la misma problemática en mayor o menor grado, y tiende a agudizarse”, sostiene el investigador Marcos Adrián Ortega Guerrero, responsable del Laboratorio Móvil de Rastreo de Contaminantes en el Subsuelo. 
El líquido contaminado llega a los negocios y hogares a través de redes hidráulicas de agua potable. 
Al inicio de esta década, Conagua fue evaluada por la Auditoría Superior de la Federación y recibió un dictamen “negativo” en aguas subterráneas y superficiales.

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