Con llamados a una sociedad más igualitaria, a ensanchar el respeto por los derechos humanos y a preservar la autonomía del Poder Judicial, los ministros Olga Sánchez Cordero y Juan Silva Meza se despidieron ayer de la Suprema Corte (SCJN).
Luego de casi 21 años en la Corte, a la que llegaron tras la reforma judicial de 1994-95, Sánchez y Silva afirmaron que se van con la conciencia tranquila, y agradecieron el mensaje que les dirigió el ministro Arturo Zaldívar, que desde 2009 fue su principal aliado ideológico en el ala más liberal del tribunal.
La sesión solemne en el Salón de Plenos de la Corte, ante la cúpula del Poder Judicial, puso fin a la generación de transición de la Corte designada con la reforma, pues ambos ministros eran los últimos en funciones de los 11 propuestos por Ernesto Zedillo y nombrados por el Senado.
“El México desigual que tenemos es el gran lastre y gran preocupación de un País democrático que no logra aún construir una verdadera ciudadanía, tenemos ciudadanos de primera y de segunda.
“Hay muchos Méxicos en nuestro México, Méxicos desiguales y dispares, y la justicia debe ser el gran corrector, el gran igualador social, el acceso a la justicia de los más desvalidos es la gran asignatura pendiente”, dijo Silva, quien presidió la Corte de 2011 a 2014.
El Ministro sostuvo que México vive “tiempos muy dolorosos” y retomó el mensaje que lanzó el año pasado como presidente, cuando tras la desaparición de normalistas en Iguala, afirmó que los problemas no se arreglarían ni con el transcurso del tiempo ni con el silencio de las instituciones.
“Desearía ver una sociedad mas igualitaria, con mejor distribución del ingreso, sensible y respetuosa de los derechos de las personas con discapacidad y adultos mayores, una sociedad que respetara la diversidad cultural y enorme riqueza de los usos y costumbres indígenas”, dijo por su parte Sánchez Cordero, a quien Zaldívar calificó de ícono de los derechos de las mujeres.
Resaltan   desempeño

El discurso del ministro Silva Meza estuvo más enfocado a exaltar la independencia judicial y las características del juzgador, que no está para agradar ni ser adulado.
“La toga no dignifica a quien la lleva, es la persona quien la prestigia o la denigra. Yo la recibí con mucho orgullo, la he llevado con dignidad, y hoy 30 de noviembre de 2015 aquí la entrego, sin mancha, con todo el corazón”, remató Silva.
Sánchez Cordero aludió además a  temas como el  movimiento estudiantil de 1968, el cambio climático y destacó precedentes de la Suprema Corte en los que participó, casi todos de la Primera Sala de la Corte, para favorecer el libre desarrollo de la personalidad: el divorcio incausado, el matrimonio para personas del mismo sexo y el que favorece el consumo recreativo de la marihuana.
Zaldívar, que estuvo a punto de llegar a la presidencia de la Corte en enero pasado con el apoyo de ambos ministros, no escatimó en elogios.
“Desde sus sitiales casi contiguos, votaron una y otra vez a lo largo de casi 21 años por hacer de nuestro País un lugar más libre y más igualitario; y así, codo con codo se ganaron un lugar privilegiado en la historia contemporánea de este máximo tribunal”, dijo Zaldívar.

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