A consecuencia de la falta de empleo en el estado y por su edad avanzada, Manuel Anguiano platicó que desde hace más de un año se dedica a la venta de frutas y verduras en diversos puntos de la ciudad, con el fin de ganar algo de dinero para comer.
Al respecto, Manuel comentó que optó por la venta de pepinos, papayas, jícamas y algunas otras frutas de temporada, por no encontrar trabajo en la ciudad.
Sin embargo, dijo que vive “la comunidad la estación de La Piedad” a unos 7 kilómetros de la ciudad, y agregó que todos los días sale con su carretilla cargada de productos por todo el bulevar, con la ilusión de lograr vender y generar una buena ganancia.
“Para mantener frescos los productos salgo desde muy temprano a cortar una yerba llamada “lengua de vaca”, y las bolsas de cada cosa la doy en 10 pesos, repongo lo que invierto y gano algo para mantenerme”, aseveró.
“A mis 53 años he buscado trabajo en todas las empresas de la ciudad, dejo mi solicitud de trabajo elaborada y me dicen después te hablamos, y nada; por eso me dedico a la venta de frutas”.
Ejemplo de lucha, perseverancia y pasión
Cuando se trata de llevar comida al hogar y sobre todo, haciendo alguna actividad a la que se le tenga cariño y pasión; la vida se torna menos difícil.
Un ejemplo es la señora Magdalena Charicata, quien realiza su costura en la vía pública, para después venderla.
Resalta en la señora Magdalena no sólo su gran talento para realizar esta actividad, sino la entereza con que la realiza, ya que afirma que diariamente elabora más de 10 guanengos y sin utilizar anteojos; ni mucho menos mostrar cansancio o fastidio.