Ha prevalecido por más de cien años dentro de la comunidad de Japacurio la elaboración de diversas artesanías, entre ellas destaca labrar la piedra para dar vida al molcajete.
De acuerdo con el artesano Enrique Ramírez Maya, “la labor de los artesanos en la comunidad de Japacurio inicia a las cinco de la mañana, que es cuando acuden al cerro de la vecina comunidad de la Unión de Guadalupe a bajar las piedras con las que realizan los molcajetes”.
Ramírez Maya dijo que ser Artesano no es fácil; “implica mucho esfuerzo tanto de nosotros como artesanos y de nuestros animales, porque al acudir al cerro a barrenar y a bajar la piedra es bastante peligroso y pesado.
“Algunos de los asnos que usamos para bajar las piedras ya han perecido en el intento: algunos se han roto sus patas y otros a consecuencia de la explosión.
“Parte del talento que existe dentro de la región y en especial Numarán, se ha quedado en el olvido por la falta de difusión en algunos otros sitios del Estado y de la República”, dijo.
Ramírez aseveró que la tradición de fabricar el molcajete ha prevalecido en la comunidad “por más de 100 años” y que actualmente la autoridad Municipal de Numarán se ha mostrado indiferente y no los ha apoyado.
Invitó a las personas a “no regatear” y seguir comprando las piezas que son parte del legado cultural de nuestros antepasados.

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