La meta para muchos futbolistas mexicanos es llegar a Europa y consolidarse como uno de los mejores jugadores en el Viejo Continente, pero son pocos los que han alcanzado el éxito.
A pesar de que cada vez son más los futbolistas mexicanos que llegan al extranjero, no todos obtienen el mismo resultado en una constante batalla de la que no todos salen victoriosos.
Y es que en Europa no hay respeto por jerarquías o trayectorias, tampoco por ser una promesa del futbol moderno, pues la factura por cumplir el sueño europeo, tunde a quienes se dejan.
Ejemplos hay de sobra. En 1989 Carlos Hermosillo fue fichado por el Standar de Liege en Bélgica, sin embargo su aventura no fue favorable para el delantero, ya que alineó poco y sólo marcó una anotación durante su estancia; para la temporada siguiente fue ‘repatriado’ por Monterrey.
Otro caso similar sufrió el delantero Francisco “Kikín” Fonseca, quien brincó el ‘charco’ en julio del 2006 para firmar un contrato por 4 años con el equipo portugués Benfica.
‘Kikín’ sólo duró una temporada en el club en donde marcó cinco anotaciones. En 2007 regresó al futbol mexicano con Tigres en donde su carrera fue en caída libre.
Omar Bravo simplemente fue a cumplir su sueño de haber jugador en Europa con el Deportivo La Coruña. Tras salir por la puerta trasera de Chivas, jugó muy pocos minutos en España, y regresó en menos de un año de su estancia a la Liga MX.
Efraín Juárez tenía tintes de crack y emigró en 2010 al Celtic de Escocia en donde permaneció durante un año. En el 2011 Javier Aguirre lo llamó para reforzar al Real Zaragoza de España, pero su actuación fue escasa y con poca productividad.
En 2012 regresó a México para unirse a las filas del Club América, donde nunca retomó su nivel. Hoy juega para Monterrey.
El recuento de Pablo Barrera, no es diferente. Viajó a Londres después del mundial de Sudáfrica 2010 para integrarse al West Ham y fue fichado por 3.5 millones de libras, sin embargo tuvo poca participación en el equipo y descendió a la Football League Championship, luego fue cedido al Real Zaragoza y terminó por regresar al futbol mexicano con Cruz Azul.
Guillermo Ochoa se convirtió en el primer portero mexicano en llegar a Europa, cuando el Ajaccio de Francia decidió ficharlo en el 2011. Pronto ganó la titularidad y el cariño de la afición, hasta que el equipo descendió y Memo optó por nuevos horizontes. Entonces se fue al Málaga, en donde su aparición hasta hoy sigue siendo fugaz.
Van de paseo
El futbol de Europa no siempre ha sido la catapulta al éxito para jugadores mexicanos, muchos terminan por vagar de una liga a otra hasta regresar a c