Para los habitantes de la comunidad de San José del Potrero, en la zona norte de la ciudad, la calle principal es el arroyo que baja del cerro.
Ahí decenas de vecinos colocan los nacimientos de Navidad, entre las aguas negras que se acumulan en el lecho del arroyo.
A no más de 100 metros se localizan el nuevo edificio del Hospital Pediátrico y el Centro de Transfusión Sanguínea, que aún no se inaugura.
Las viviendas irregulares se construyeron en pleno lecho del arroyo El Potrero.
Los vecinos no sólo construyeron viviendas, sino hasta corrales para engordar cerdos y entubaron algunos tramos del arroyo con ductos de poco diámetro.
“El problema no es ahora, sino en temporada de lluvias. El agua que baja en chorro desde el cerro se mete hasta las casas y el nivel del arroyo sube peligrosamente”, dijo Samuel Hernández.
Las casas que están sobre el arroyo tienen su propia nomenclatura y números que los mismos vecinos pusieron para identificarlas.
Algunas tienen tomas de agua porque colindan con la colonia San José del Potrero, donde no hay una sola calle pavimentada.

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