Eduardo Sojo Garza-Aldape se va satisfecho.
Tras casi ocho años al frente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cierra su ciclo el próximo 31 de diciembre.
En entrevista con am detalla los avances de la institución, el logro de su autonomía y el puntual seguimiento de la inflación del país.
También resalta la, nada fácil, incursión del organismo en temas sociales o mediciones sobre la inseguridad que agobia a los mexicanos.
El doctor en Economía de 59 años comparte su experiencia de trabajar para tres Presidentes de la República: Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
El destacado leonés recuerda sus inicios en la gestión pública y a sus amigos del terruño, a quienes ahora tendrá tiempo de saludar.
Discreto al hablar de su futuro, desliza que añora regresar a la academia.
Sojo cuenta con un posgrado en la Universidad de Pensilvania y fue profesor del Tecnológico de Monterrey.
Pero algunos analistas creen que, una vez fuera del INEGI, podría incorporarse al gobierno y, por qué no, a la política.

¿Se va satisfecho del INEGI?
Sí, sin duda, creo que con la satisfacción del deber cumplido. Teníamos la responsabilidad de construir al INEGI, en esta primera etapa, como órgano constitucionalmente autónomo, y hoy sin duda la posición del INEGI como órgano autónomo está claramente definida.
Hoy la sociedad sabe que el INEGI genera información sin ningún sesgo, de ningún tipo, que su único mandato es generar información con calidad y con oportunidad.
Y también es claro que hoy tenemos un sistema nacional de información estadística y geográfica que está constituido por todas las dependencias que generan información de la administración pública federal; antes cada quien generaba información por su lado.
Hoy estamos constituidos en un sistema. Me parece que la autonomía está muy sólida en el instituto. Entonces, sí, estamos contentos y satisfechos.

En su gestión se diversificaron las áreas de medición y estudio, como el tema de la inflación, que antes estaba en manos del Banco de México. ¿Fue difícil conseguirlo?
Es importante lo que señalas porque sí, el INEGI hoy tiene muchas más responsabilidades y lo que hace está mucho más considerado. Está la inflación, es un hecho inédito.
Desde que se cambió el estatuto jurídico del Banco de México, y eso fue en 1994, se decía que el Banco de México no podía ser juez y parte, no podía decirnos cuál era la meta de inflación y luego decirnos cuál es la inflación.
Pero nunca se había podido trasladar esa responsabilidad al instituto, hasta ahora en 2011 ya con nuestra administración como órgano autónomo.
Y lo mismo con las encuestas de victimización que no se hacían en el país, no se hacían censos de gobierno. En el país el INEGI participaba en los temas ambientales de manera muy somera, integraba información; hoy generamos información básica, hasta sobre temas que algunos considerarían riesgosos para una oficina de estadística.
Por ejemplo todo el tema de bienestar subjetivo, el tema de satisfacción con la vida; de calidad de vida, cómo te sientes como persona, qué tan feliz eres, qué es lo que te hace estar satisfecho con la vida… Temas que no son tradicionales en una oficina de estadística; el tema de clases medias y la ocupación informal.
En fin, hay muchos temas nuevos en el instituto a los cuales hemos generado información, que al final sirve para tomar decisiones.

Usted ha trascendido colores y gobiernos ¿Cómo es su relación con el Gobernador del Banco de México, cómo lo fue con Felipe Calderón, cómo lo es con Peña Nieto? Vamos ¿le han reclamado alguna vez?
Estoy agradecido tanto con el ex presidente Calderón como con el presidente Peña Nieto, porque es con la ley reglamentaria del Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica, cuando se hace el INEGI como órgano autónomo.
Estoy muy agradecido con ellos, también con Agustín Carstens, mi amigo, y me parece que la transición de una estadística bien difícil y bien sensible como es el índice nacional de precios al consumidor, con el cual se calcula la inflación, fue una transición de una institución a otra; diría que fue una transición profesional, seria, no inmediata.
Hemos tenido debates naturales pero no sólo con el Gobierno. También con muchos actores.
Les comento tres, con el gobierno tanto del presidente Calderón como del presidente Peña Nieto había una preocupación muy clara de la ocupación informal, porque antes se medía la informalidad de manera diferente, y cuando cambió la metodología, México es el primer país que mide la ocupación informal de manera diferente.
Y decir de repente un día que 60 de cada 100 ocupados en el país están ocupados de manera informal, no tienen un contrato, no están asegurados, era un tema bien difícil de aceptar por la administración pública, casi de manera natural.
Empezamos a construir esto en el sexenio de Felipe Calderón y la publicamos en el sexenio de Peña Nieto, fue un tema cuyo resultado les dolía y resultaba incómodo ese señalamiento, pero así es.
Otro interesante fue incluso con la iglesia católica; una semana antes de que saliéramos a campo, con el censo de población y vivienda, en el documento de la Fe de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, salió un artículo y estaban a punto de decir: “Feligreses, no contesten el censo”.
La pregunta era la misma: ¿Cuál es la religión de tal persona? Pero en los censos anteriores se pre codificaba, “iglesia católica” y otras opciones, los expertos nos dijeron de manera muy clara que no debíamos pre codificar la información, que debíamos hacer la pregunta y escribir lo que cada encuestado nos dijera.
Pero la iglesia en aquel momento penso que era un complot, vieron “moros con tranchetes” y querían boicotear un poquito el censo, platicamos con ellos y al final tenemos una relación extraordinaria.
Con ONG tuvimos complicaciones con temas de la encuesta de victimización porque antes no la hacía el INEGI, lo hacía una organización de la sociedad civil, que tiene su mérito porque fueron ellos los que pusieron el tema de victimización sobre la mesa, pero luego el Gobierno Federal pidió que nosotros la hiciéramos.
Creo que fue un resultado muy favorable para el país, porque esa encuesta está institucionalizada y la levantamos cada año.

¿Con qué asunto se queda con las ganas?
Con varios. Esta institución está viva y me parece que tiene muchos retos y desafíos hacia adelante. Hay temas donde incursionamos, como el tema del Big Data; el esquema para medir el estado de ánimo de los tuiteros en México a partir de los tuits, pero hay muchos temas que todavía se van a desarrollar en el futuro y por supuesto me hubiera gustado terminarlos.
Por ejemplo, todo el tema de imágenes de satélite para pronosticar las cosechas, ese es un tema que me hubiera gustado terminar; pero se está trabajando, se va a desarrollar.
Me parece que también hay temas importantes que me hubiera gustado terminar; tienen qué ver con el Big Data y el aprovechamiento de los registros administrativos.
En enero se publica un tema muy interesante sobre desigualdad en la distribución del ingreso utilizando los registros del SAT; me hubiera gustado desarrollar más este tipo de cosas, pero creo que iniciamos bien el proceso.

¿Cómo ha cambiado México desde el 2008?
Se ha transformado, hay cifras que no se conocían, entonces muchas cifras que hoy conocemos, son inéditas.
Entonces no tenemos comparación hacia atrás y eso también es importante porque empezamos a generar información, creo que muy valiosa; pero ahorita recientemente, hace unos días, y ustedes lo reflejaron en el periódico, presentamos la información de la encuesta intercensal, que nos permite actualizar las cifras entre 2010 y 2015 en términos de población y vivienda, donde se reflejan varias cosas.
Una de ellas es que el crecimiento de la población en nuestro país, la tasa de crecimiento, había venido disminuyendo desde los setentas.
Sí seguimos creciendo, pero la tasa de crecimiento de promedio anual era cada vez menor y se esperaba, por ejemplo, del 2000 al 2010 la tasa de crecimiento de la población promedio anual era de 1.4, y todas las proyecciones particularmente la de Conapo, señalaba que entre 2010 y 2015 la tasa de crecimiento de la población sería de 1.2.
¿Qué fue lo que sucedió? Se mantuvo en 1.4. Ese es un tema que no veíamos en décadas, el hecho de que la tasa de crecimiento haya permanecido igual, y ¿porqué? Una razón muy importante es qué cambió y es parte de la historia que me preguntas, en los flujos migratorios; entre 2000 y 2010 perdíamos de 145 mil a 150 mil mexicanos cada año por migración.
Y ese es el neto, y esa pérdida neta de población se redujo sensiblemente a cerca de 76 mil, casi a la mitad. Eso cambió mucho y por ello esa tasa de crecimiento continúa.

¿Las estadísticas mienten?
Creo que la estadística es simplemente aplicar una metodología científicamente aceptada para que te refleje de manera, lo más cercanamente posible, la realidad.
La realidad y la estadística es como es, no es la que uno le gustaría ver, no es la que uno pronostica, no es la que le gusta a tal o cual gobernante o investigador o actor de la sociedad. La estadística es la que resulta de aplicar una metodología científicamente sustentada.

¿Eduardo tiene credencial de algún partido político?
Yo, como todos saben, participé en Acción Nacional durante todo el periodo que me incorporé en el gobierno de Guanajuato, con Fox, luego en la Presidencia de la República.
Pero consideré que esta posición implicaba hacer un alto total en materia de participación política.
No te lo pide la ley, la ley te dice que está absolutamente prohibido que el presidente del INEGI o cualquiera de los miembros de la junta de gobierno participe con partidos políticos o con la iglesia, representando al instituto, pero no te dice que uno en lo personal pueda participar.
Aunque bien parecía extremadamente relevante, importante para la credibilidad, hacer un alto en el camino, entonces en estos siete años cuatro meses, no participé absolutamente en ninguna actividad partidista; ya después veremos, pero hasta ahorita, este tiempo lo hice completamente, no sólo por convicción, sino porque para mí era muy importante que la sociedad supiera que la información se generaba sin ningún sesgo de ningún tipo.

¿Que hará a partir de enero de 2016? ¿Lo veremos en algún cargo público?
Es difícil saber qué pasará. Pero lo que está más cercano al día de hoy es regresar a donde empecé, y donde empecé era el sector académico. Estaba yo en 1995 en León, en el campus del Tec de Monterrey cuando recibí la invitación del gobernador (Vicente Fox) para incorporarme a su campaña.
Ha sido un ciclo de servidor público de más de 20 años y ahora toca regresar a la academia para actualizarnos y ver las cosas desde otra perspectiva. Pero creo que el ADN ahí está y el ADN, en mi opinión, lo interpreto como ayudar a que se tomen mejores decisiones.
Y eso es lo que he venido haciendo durante todos estos años, y ahora desde la academia, promoviendo que se tomen mejores decisiones, desde el sector privado, en una ONG, en el gobierno federal o local, tratar de hacer eso que es donde yo creo que puedo tener un valor agregado.

¿Mantiene sus amistades en Guanajuato?
Por supuesto. La casa familiar está en León y regresamos a León cada que podemos; y tenemos a los amigos, la familia, los conocidos. Le vamos al León y vamos al estadio. Trato de mantener mucho contacto con mi tierra y vamos a seguir haciendo eso.

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