Guanajuato vivió en 2015 un año violento, con un repunte de 25% en el número de homicidios dolosos.
Entre enero y noviembre de 2015 la Procuraduría de Justicia abrió 810 averiguaciones previas por asesinatos intencionales ocurridos en el estado, mientras que en el mismo periodo de 2014 los expedientes apenas sumaron 648.
Es decir, se cometieron 162 asesinatos más de un año a otro.
Prevalece impunidad

Un informe del Poder Judicial del Estado de Guanajuato, fechado en noviembre de 2015, revela que apenas 8 de cada 10 homicidios cometidos al año, concluyen en sentencia de los asesinos.
El informe refiere que en todo 2014 se dictaron 114 sentencias condenatorias contra acusados por homicidios dolosos y se resolvió absolución de otros 11 procesados.
En los registros de los Juzgados Penales se dictaron 61 sentencias condenatorias y otras 53 se resolvieron en el Sistema Penal Acusatorio y Oral.
Las 114 sentencias de 2014 representaron apenas el 16% de los homicidios dolosos cometidos el mismo año (709 casos).
Es decir, al año al menos ocho de cada diez homicidios quedan impunes.
Se duplicanhomicidios a balazos

De acuerdo con bases de datos de la Procuraduría de Justicia de Guanajuato, cada vez más homicidios dolosos son cometidos con arma de fuego.
En 2012 apenas el 36% de los homicidios intencionales se realizaban con pistola, mientras que en 2015 el porcentaje se elevó al 68%.
De hecho, de 2012 a 2015 los homicidios a balazos se duplicaron en el estado.
De enero a noviembre de 2012 ocurrieron 267 asesinatos a balazos en el estado y en el mismo periodo de 2015 la cifra se disparó a 556.
El incremento acumulado fue de 108%.
Tan sólo de 2014 a 2015, el aumento de este tipo de homicidios fue del 43%.
Claroscuros en León

En 2015 León vivió un año de claroscuros. Aunque bajó la cifra de homicidios dolosos, los asesinatos a balazos aumentaron.
De enero a noviembre se iniciaron 139 averiguaciones por asesinatos dolosos, y en igual periodo de 2014 sumaron 149, lo que representó un descenso de 6.7%.
Los homicidios a balazos subieron de 79 a 87 (aumento de 10%).

Nueve meses sin justicia

Desde la Semana Santa del presente año a la fecha, el homicidio de Gerardo Iván Guerrero Escalera ha quedado en la impunidad.
Médicos forenses determinaron que la muerte del joven de 18 años fue ocasionada por asfixia, ya que se encontró el cuerpo con un lazo atado al cuello bajo un árbol de la especie ficus, a nueve calles del domicilio del fallecido.
Amelia Guerrero Escalera tía de Gerardo Iván, comentó que han transcurrido 9 meses desde que familiares rindieron su declaración así como testigos, sin embargo, por parte de las autoridades, no habido respuesta o algún tipo de notificación que informe en que situación se encuentra la investigación.
La noche del 31 de marzo, Gerardo Guerrero Escalera conocido por los vecinos como “El Chespi”, salió como otras noches a reunirse con sus amigos, pero estas vez ya no regresó a la que fue su casa durante 18 años en la colonia Diez de Mayo.
“Yo trabajo de noche y ese día llegue como a la una de la mañana estaba cenando cuando entró El Chespi, le dije que si no iba a cenar, pero entró y salió rápido me dijo que al rato llegaba, me quede otro ratito reposando por si llegaba para cerrar la puerta, no más él faltaba, pero me quede bien dormido” relató Mario Escalera primo del Gerardo.
Al igual Amelia contó, que estaba inquieta por que no llegaba su sobrino, pero terminó por vencerla el sueño.
Cerca a las siete de la mañana, un conocido de la familia avisó que Gerardo estaba muerto bajo un árbol, por lo que Mario corrió al lugar donde encontró a su primo atado de las manos con un cable por la parte de atrás, un lazo entre el cuello y rasguños en las manos.
Familiares de Iván aseguraron que mientras el Ministerio Público realizaba el peritaje descartó que el joven se ahorcara, pues no presentó marcas en el cuello, además las ramas del árbol eran frágiles que no permitía cargar con el peso del joven, así como la altura del adolescente quien media 1.75 y el árbol era muy corto.
Amelia Guerrero narró que un testigo presente la noche del 31 de marzo, le contó que su sobrino se encontraba en casa de varios amigos, donde lo golpearon, ataron de las manos y lo asfixiaron con una bolsa.
Después arrastraron el cuerpo hasta un árbol en contra esquina de la casa donde se encontraban, ahí le ataron un lazo al cuello para simular que se ahorcó, además estaba tapado con una sabana que fue utilizada como cortina en la casa donde al parecer sucedieron los hechos.
A pesar que testigos y familiares explicaron estos detalles a las autoridades, aseguraron que el Ministerio Público determinó la faltaa de pruebas y testigos por declarar. Por lo que responsables de la muerte de Gerardo, los cuales son ubicados por los familiares se pasean por la colonia, sin temor a ser encarcelados.

‘De repente escuché balazos’

Marcos Serrano Moreno fue asesinado el pasado 29 de septiembre de 2015 afuera de su domicilio, ubicado en la colonia Nueva Candelaria. Desde su muerte, agentes del Ministerio Público informaron a sus familiares que la investigación del caso no continuará hasta que se presente el testigo principal.
Sin embargo, el supuesto testigo como lo mencionan sus familiares, se mudó de domicilio a los pocos días de la muerte de Marcos, por lo que les ha sido imposible localizarlo para que rinda su declaración y pueda continuar la averiguación.
“Marcos estaba sentado aquí afuera de la casa en una silla, cuando escuché que platicaban, me asomé y era Marcos que estaba con dos hombres y una mujer. Yo dije: son sus conocidos, cuando de repente escuché unos balazos, me asomé y era Marcos que estaba tirado”, mencionó un familiar del ejecutado.
A los pocos días de la muerte del hombre de 40 años, familiares y testigos se presentaron para rendir su declaración, desde entonces no tienen respuesta por parte de las autoridades.
Familiares comentaron que tiene identificadas a la personas que la tarde del 29 de septiembre de 2015 llegaron a platicar con Marcos, las cuales son los probables responsables de su muerte; sin embargo, las autoridades no han procedido contra de ellos.

‘Lo que quedó fue el miedo’

Juan Miguel Cervera procura hacer lo mismo que al parecer hizo la Policía: olvidar el crimen que ocurrió en su taller mecánico hace más de tres meses.
Cervera es conocido como “El Ñoño” y cuando el crimen ocurrió, algunos medios dieron por hecho que el muerto había sido él.
Pero los hechos fueron completamente diferentes a como lo dieron a conocer las noticias. Aquel 4 de septiembre, a las 11:50 de la mañana, “El Ñoño” no estaba en el taller mecánico ubicado a mitad de la Privada Mariano Escobedo en la colonia Jol-Gua-Ber.
En el taller, que comparte el nombre con el apodo de su dueño, solo estaban 5 trabajadores y Jesús Esparza, a quien todos conocían como “El Chapú”. El hombre, de aproximadamente 32 años de edad, tenía pocos minutos de haber llegado a saludar a sus amigos.
Los empleados estaban platicando con Jesús Esparza cuando dos hombres entraron al taller y les apuntaron con las pistolas que llevaban en la mano.
“¡Todos al suelo, al suelo!”, gritaron los hombres a los que ni siquiera alcanzaron a ver los empleados, ya que en cuánto vieron las armas se echaron al suelo sin prestar atención en los sujetos que las portaban.
“¿Quién es el Chapú?”, preguntó uno de los hombres mientras dirigía la mirada a Jesús Esparza que permanecía boca abajo entre piezas de motores y la grasa que se desprende de los automóviles mientras se arreglan dentro del taller.
“¡Sabes bien quién es! ¡Ya dale en su madre para irnos!”, le replicó su acompañante mientras caminaban en dirección a Jesús.
No pronunciaron ninguna otra palabra. Los mecánicos sólo escucharon los pasos de uno de los hombres cuando se acercaba al “El Chapú”; la piel se les enchinó cuando escucharon cómo cortó cartucho antes de apuntarle directamente a la cabeza y dispararle una sola vez, con un resultado letal.
Después del disparo los dos hombres salieron corriendo del taller mecánico, subieron por la calle Colmenar y de ahí escaparon en un automóvil rojo.
Juan Miguel Cervera, “El Ñoño”, no estaba mientras el asesinato ocurrió pero sus trabajadores le contaron a detalle cómo ocurrió todo. Pese a que no estaba presente algunos medios dieron por hecho que la víctima había sido él.
“Fue una impresión muy fuerte para los muchachos. De los cinco mecánicos que estaban ese día sólo dos regresaron a trabajar, a los demás les dio miedo seguir viniendo. Yo no estuve ese día, pero después me platicaron cómo estuvo y fue algo muy feo lo que pasó”, contó el Ñoño.
La Policía Municipal implementó un operativo de búsqueda de los atacantes, los patrulleros se dividieron por las colonias, bulevares y salidas principales de la ciudad. También revisaron las cámaras del Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4), pero no localizaron a los homicidas.
La búsqueda de los asesinos de Jesús Esparza sigue sin dar frutos y los mecánicos que lo vieron morir también siguen sin saber cuál fue el motivo para matar al Chapú a sangre fría.
“Nunca supimos por qué lo mataron. La Policía estuvo viniendo a investigar pero ya no hemos sabido nada. Lo que quedó aquí fue el miedo de lo que pasó”, finalizó.

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