Llegar a un hotel y encontrar una cama confortable para descansar es algo que los huéspedes agradecen.
La industria hotelera tiene un aliado en Guanajuato: colchones y almohadas hechas en el estado forman parte de la proveeduría del sector. La confección de cortinas y blancos tiene 66 unidades a nivel estatal, de acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas.
Con clientes de cadenas hoteleras como Holiday Inn Express y Fiesta Americana, la empresa Colchonera del Bajío consolida su mercado tras una historia de trabajo de 58 años. “No es fácil entrar en estas cadenas pero lo hemos logrado”, dice Luis Miguel Marina, director de la empresa.
Destacó que el auge que está teniendo el estado con la ampliación de la industria automotriz ha sido clave para que la hotelería resurja en las ciudades manufactureras como Celaya, Salamanca y León.
“El mercado ha cambiado. El sector hotelero va creciendo con lo automotriz, tenemos un crecimiento importante, hay una gran cantidad de hoteles medianos que deben mejorar ante la competencia de cadenas hoteleras”.
Es en esta oportunidad donde la empresa ha logrado colocar sus productos. Si bien la proveeduría es a nivel regional, han logrado abarcar diversos sectores como empresas constructoras, hospitales, casas de huéspedes en todo el estado, asociaciones civiles y empresas mineras. “Son sectores que no se ven pero ahí están”.
El directivo compartió que el crecimiento de la empresa ha sido sostenido año con año, pasando de los dos dígitos, aunque para ellos los años 2007 y 2008 fueron complicados.
Para ellos la competencia directa son las fábricas grandes a nivel nacional que entran en las tiendas departamentales. La publicidad de boca en boca es lo que les ha permitido permanecer en el mercado.
“Hay clientes que cuando eran niños venían aquí, y ahora continúan comprándonos”, dijo.
200 colchones al día
Sus ventas son principalmente en la zona centro del país como Guanajuato, Aguascalientes y San Luis Potosí. Con las empresas hoteleras suman 300 clientes de mayoreo a los que tienen en su cartera, además de las ventas directas de menudeo que se hacen en su bodega instalada en Irapuato.
La empresa tiene una capacidad de producción instalada de 200 colchones diarios, que varía en relación a la temporada. Con ellos colaboran 25 personas. La variedad de productos abarcan 20 modelos por línea, entre los que se incluye el económico, ortopédico, hotelero y de lujo en sus diversos tamaños.
Los materiales para la fabricación incluyen proveedores nacionales de Puebla, Guadalajara y México para las unidades de resorte, tela y acojinamiento. Las espumas las surten con proveedores locales como Ureblock, instalado en San Francisco del Rincón.
Dentro de su proveeduría incluyen telas de importación que provienen de España, y Bélgica, esta se compra a empresas con capital español instaladas en México, aunque sea importado se compra en el país.
Origen de la empresa
La empresa tiene 58 años y fue fundada por Pablo Marina –papá del actual director- quien llegó de España en 1947 junto con tres amigos, uno de ellos fundó la marca Wendy en Guadalajara.
Este amigo fue el que motivó al fundador para que iniciara su negocio en la fabricación de colchones.
“Empezó en un cuarto, se trajo una costurera, dos pacas de borra y empezó a hacer colchones de forma artesanal. La borra se metía en la funda, y con un botón de cada lado se amarraba. Así se hacían los colchones hasta que después se empezaron a hacer de resorte”.
Desde hace 14 años, Luis Miguel Marina ha estado al frente de la empresa, antes estuvo en el medio financiero trabajando durante 15 años. Aunque todos sus hermanos habían pasado por la empresa, finalmente fue él quien continúo con la dirección del negocio familiar fundado por su padre.
“Hay muchos años, mucha historia en este negocio. Toda la vida estuve involucrado de alguna manera nos tocó desde barrer, es una cosa que se agradece a los padres, que nos hayan enseñado a trabajar”.
Prefieren no maquilar
Para la empresa, ha sido claro tomar la decisión de no maquilar para otras marcas ya que este no es su mercado. Su producción la tienen vendida.
“No queremos involucrarnos, porque nos va a restar el crecimiento que queremos seguir teniendo”.
Su mercado lo tienen definido por la capacidad en su producción, no quieren perder la atención de los procesos cuidando los detalles importantes que se pierden en la fabricación masiva.
¿Cómo se hace un colchón?
“La forma de hacer colchones no ha cambiado, los materiales son los que se modifican desde que se pasó de la borra al resorte”, explicó el directivo de la empresa.
Un colchón lleva 8 máquinas involucradas en su proceso, capitonadoras, grapadora y cerradoras.
Los colchones se consideran ortopédicos cuando tienen por lo menos 325 resortes, un colchón de tamaño matrimonial tiene 700 resortes, uno de tamaño King Size tiene mil resortes.
Antes de que el proceso inicie, la tela que se utiliza en el colchón debe pasar por un proceso de capitonado, la tela se une con guata y se le borda la figura para que se forme el acolchado. En este proceso se cortan los tamaños, que posteriormente serán usados en la producción.
El corazón del colchón es una armazón de resorte que varía en calibre, anchura y cantidad de resortes, este es el inicio del proceso. Además se le integran productos que le dan cuerpo y soporte al armazón.
Según el modelo del colchón que estén fabricando es el acojinamiento, la densidad, tipo y la cantidad de espuma con que se forra el colchón, es este proceso lo que dará el confort.
Para terminar el proceso se coloca la tela, que dependerá del modelo y calidad del producto que se esté fabricando. Para unir la tela con el acojinamiento se cierra, con una maquina cerradora que hace el trabajo de una máquina de coser.
El personal que tienen debe ser entrenado en todos los procesos, a excepción de la cerradora y la capitonadora que es personal especializado.