Alegría y satisfacción es lo que brinda Luisa Chacón a sus clientes cuando les ofrece su producto, el cual reparte todos los días en San Francisco del Rincón.

Hace 2 años y medio empezó a comercializar sus productos, los cuales constan en una variedad de pasteles, cada uno con un proceso especial; ya sean en forma de paleta (cakepop), taza (cupcake) o tradicional. “Comencé a aprender para hacerle postres y pasteles a mi hija”, relató Luisa, quien se denomina como repostera.

El aprendizaje no fue sencillo, ya que es una autodidacta en el tema, en base a recetas encontradas en páginas web, comenzó el largo proceso de prueba y error.

“Mi primer gran satisfacción fue ver el rostro de mi hija, lleno de sorpresa y emoción ante un cupcake rosa y decorado con perlas”, comentó con una sonrisa en su rostro.

La idea de vender postres surgió al verse en la necesidad de obtener más dinero para el sustento de su familia.

“No quería un trabajo de oficina, no podría cuidar a mi pequeña”, aseveró.

Comenzó como muchos, con poco producto, apenas 15 cakepop por día.

Al día de hoy hace de 50 a 100 piezas todos los días y las ofrece entre comerciantes y andantes de la zona centro.

“Paso todos los días, sin descanso, excepto cuando los niños requieren un cuidado extra por alguna enfermedad o cuando experimento una nueva receta”, afirmó.

Su receta de todos los días son cakepops de vainilla, chocolate y terciopelo rojo; una vez al mes hace cupcakes de distintos sabores y decorados de acuerdo a la fecha.

Cuando la gente le pregunta el secreto de su sabor, ella se limita a responder “secreto maya” ya que tiene tanto un proceso como una serie de ingredientes específicos y que no revelará a nadie.

En compañía de sus hijos y su actual pareja, no sólo ofrece un postre, ya que tanto el producto como la familia que ha conformado son un sinónimo de alegría y felicidad, así como de esfuerzo y dedicación.

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