La perspectiva que se tiene del cáncer en general como una enfermedad letal debe desaparecer. 
Según la Agencia Internacional de Investigación Contra el Cáncer existen al menos 27 diferentes tipos de variaciones a esta enfermedad. 
Cada cuatro de febrero la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer. 
Alberto Tavares de la Paz, jefe de Servicios de Hemato-Oncología del Hospital de Alta Especialidad de León, comentó que los cánceres de mama, próstata, colon y recto son los más comunes entre la población adulta en el estado.
Dijo que estos tipos de cáncer, a pesar de ser los más comunes, no sólo representan bajos índices de mortalidad en comparación con tumores en órganos digestivos o respiratorios, sino que a través del diagnóstico temprano, las probabilidades de cura son bastante altas.
“El cáncer de próstata es el más frecuente en el hombre y en la mujer es el de mama; existen muchos mitos en torno al cáncer, la enfermedad es curable si se detecta en etapas tempranas”, aseveró.
“Es muy buen momento para que la gente se informe y se dé cuenta que es una enfermedad muy frecuente, necesitamos informarnos para identificarlo a tiempo y prevenir”, añadió.
Según el médico especialista, el 70% de las mujeres con diagnóstico de cáncer de mama logran una recuperación exitosa.
“En el caso de los hombres el cáncer de próstata es el más común, aunque está lejos de ser el más mortal”, informó. 
Tavares aseguró que más de la mitad de los pacientes con este padecimiento se alivia.
En cambio, los pacientes con diagnóstico de cáncer de pulmón, pancreático y de hígado tienen menos posibilidades de supervivencia.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del total de tumores malignos en la población de 20 años y más, los de órganos digestivos fueron la primera causa de muerte entre esta población en 2013, con 32.52 casos por cada 100 mil habitantes.
Los tumores en órganos respiratorios ocupan el segundo sitio con 10.58 defunciones por cada 100 mil habitantes, y en tercer lugar se ubican los tumores del sistema reproductor masculino con 8.44 defunciones por cada 100 mil habitantes.
En el caso de menores en la entidad, los cánceres hematológicos, linfomas y leucemias son los más comunes.
Según la Secretaría de Salud de Guanajuato (SSG) de 2001 a la fecha se han registrado mil 102 casos de cáncer en niños y adolescentes menores de 18 años, de los cuales 533 son leucemias y 569 tumores sólidos.

Buscan impulsar prevención

Alberto Tavares de la Paz, jefe de Servicios de Hemato-Oncología del Hospital de Alta Especialidad de León, dijo que el panorama del cáncer no deja de ser preocupante.
Lo anterior, comentó, ya que a nivel mundial uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecen este mal.
“Además el cáncer en México es la segunda causa de muerte, sólo atrás de las enfermedades cardiovasculares”, informó.
Sin embargo, el médico aseguró que si el cáncer se diagnostica antes de que se presente la sintomatología es muy probable curarlo.
Por ello habló de la importancia de realizar pruebas de escrutinio, como el Papanicolaou o la mastografía para disminuir los índices.
Añadió que muchos tipos de cáncer se podrían prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes como el humo de tabaco y el sol, así como tener una alimentación balanceada, hacer ejercicio y cuidar el peso.
Por último, dijo que un importante porcentaje de cánceres pueden curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana. 
La Secretaría de Salud de Guanajuato (SSG) informó que durante 2015 se realizaron 33 mil 421 mastografías y 61 mil 727 exploraciones clínicas de mama.
Además en el estado se efectuaron 75 mil 582 citologías y 66 mil 220 detecciones de Virus del Papiloma Humano por ADN, con un índice del 8.22% de positividad.
Los cánceres de mama y cervicouterino cuentan con un programa modelo a nivel nacional, con una fuerza de 11 mastógrafos al servicio de las guanajuatenses. 

LA ALERTA

Se recomienda hacer pruebas de escrutinio:

Mujeres 
 Practicarse una mastografía anual pasados los 40 años.
 Realizarse Papanicolaou si tiene vida sexual activa.
 Después de los 50 años realizarse una colonoscopía para prevenir cáncer de colon.

Hombres
 Pasados los 40 años medir el antígeno prostático específico en sangre para detectar algún tumor en próstata.
 Realizarse una colonoscopía para prevenir cáncer de colon, después de cumplir 50 años.

Afronta padecimiento con valor

Como si fuera una simple gripe Julieta Gamiño, de 53 años, enfrentó el diagnóstico médico que le aunciaba un tumor en la rodilla y que después llegó al pulmón. 
Hace cuatro años esa “gripe” salió de su organismo. 
“Durante un año recibí tratamientos de quimioterapia; tuve muchos problemas con mi rodilla y fue ahí donde se alojó el tumor, después éste se ramificó y llegó a uno de mis pulmones”. 
Para Julieta el cáncer no fue ningún límite para seguir adelante. 
“Somos pocos los que tomamos el proceso como una enfermedad cualquiera. Cuando me dijo el doctor: La vamos a operar, descanse y tenga cuidados, no representó nada más mas que tenga cuidados”, dijo orgullosa. 
“Nunca me puse a pensar en la idea de me voy a morir, porque una realidad es que todos vamos a morir, ¿cómo? Nadie lo sabe, pero de que moriremos está seguro”, agegó. 
Y aunque la actitud de Julieta fue lo más positiva posible,  aseguró que el apoyo de sus tres hijas, su papá y su esposo fueron fundamentales. 
“Nunca les dije nada a mis hijas que las angustiará, el cáncer es como cualquier otra enfermedad. De las cosas hay que ocuparse, no quejarse. Las ‘quimios’ sí deterioran pero cuando tienes ganas de levantarte, te levantas”. 
Pero la pérdida del cabello no fue lo único que sufrió, pues ese mismo año Julieta perdió a su mamá. 
“Mi mamá se murió antes de que me operaran del pulmón, ese fue otro reto que tuve que superar con la mejor actitud y echándole ganas. El apoyo de mi familia siempre estuvo presente. Mis hijas me dieron mucha fuerza, mi papá y mi esposo también”, finalizó. 

Se descubre bolita en seno

Durante más de 25 años la vida de Ofelia Solís Lira estuvo rodeada de máquinas de coser, hilos y agujas. 
Pero el año pasado, el resultado de un chequeo médico la obligó a cambiar el taller de costura por las salas y consultorios de un hospital. 
Ella tiene 62 años y fue diagnosticada con cáncer de mama. 
“Antes de que los doctores me dijeran que tengo cáncer, con frecuencia acudía a revisarme. Los resultados decían lo que siempre esperamos escuchar: Que estamos bien, pero después de unos meses las cosas cambiaron”, narró. 
“Una plática con mi hermana me orilló a autoexplorarme. Le dije que yo estaba bien, pero de todas formas me revisé. Fue ahí donde encontré una bolita del tamaño de mi dedo en uno de mis senos”, platicó. 
El descubrimiento de Ofelia resultó ser un tumor maligno: Cáncer. Ese fue el inicio de un proceso de aceptación y lucha. 
“Ahorita ya terminó el tratamiento, estaré en chequeo por cinco años, pues según los estudios ya no tengo cáncer”, aseguró. 
“Siento que para una mujer es más difícil el proceso. Se pierden muchas cosas, el cabello es un ejemplo y fue algo muy difícil porque aunque ahora hay pelucas no es lo mismo. Cuando me llegó el cáncer no sabía qué hacer”, finalizó. 

‘Es la enfermedad del amor’

Para Rosendo García Padilla, a quien hace más de 10 años los médicos le pronosticaron tres meses de vida, el cáncer es la enfermedad del amor.
Él es un sobreviviente de la enfermedad.
“Hace más de 15 años varios doctores me dijeron que iba a morir en tres meses, pero jamás les creí. Hoy tengo 83 años. El cáncer me trajo grandes aventuras de amor, por eso le llamo así”, dijo. 
Algunos pacientes que padecen o vencieron esta enfermedad aseguran que el proceso para aceptar que el cáncer está viviendo y al mismo tiempo destruyendo parte del organismo no es fácil. 
“Un día sin avisar cambió mi vida. Los doctores me dijeron: Rosendo, estás muy grave. Tienes un cáncer en varias partes de tu cuerpo, por lo tanto el pronóstico es que tú te mueres en tres meses”, narró.   
Pero para Rosendo vivir al máximo cada segundo de la vida es su mejor medicina. 
“El cáncer nos trae una mayor capacidad de amar por el temor a morir. Lo primero que pierde una persona cuando le declaran cáncer es la esperanza y la fe, pero yo no las perdí”, aseguró. 
“Jamás tuve miedo a morirme; acepté lo que decían los médicos, aunque no se las creí. Nunca me acosté llorando por temor a morir”, platicó. 
Pero después de luchar contra cambios físicos, malestares, gastos en tratamientos médicos y ganar la batalla, Rosendo García buscó ayudar a otras personas que padecieran la “enfermedad del amor”. 
Así nació la fundación “Cáncer, Vida y Esperanza”. 
“Aquí (en la fundación) es el lugar donde he podido constatar que el cáncer, que es una amenza de muerte, nos inspira una pasión más grande por vivir”, agregó. 
Las historias de lucha son muchas y se escriben día con día. 
“A quien hoy recibió la noticia de que tiene cáncer o algún otro padecimiento yo le diría que no lo tomen como una tragedia, que considere al diagnóstico como parte de la vida para que no se abruma. Que sienta que va a vencer el cáncer”, finalizó. 
El mensaje de quienes superaron este mal es el de vivir intensamente porque, coincidieron, el cáncer es una enfermedad corporal y no del alma.

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