A sus 23 años, María Ana Hernández ha trabajado en seis distintos lugares. Sus cambios de empleo se deben a los bajos sueldos y a las largas jornadas laborales.
Su primer empleo fue en una paletería La Michoacana, donde trabajó durante cuatro meses, de lunes a domingo, con un sueldo de 600 pesos a la semana.
Después trabajo en una cafetería, con un ingreso de 500 pesos.
En un intento por mejorar sus ingresos, se dedicó a vender paquetes Telmex (teléfono e Internet) bajo comisión, pero nunca recibió más de 300 pesos a la semana.
“Metía muchas solicitudes de contrataciones en la semana, pero por alguna razón no se autorizaban a los clientes según nos decían los supervisores”.
Luego de cinco meses, renunció para buscar otro empleo. Pero le fue peor, porque su siguiente ocupación consistió en vender tarjetas bancarias de Volaris por comisión, pero no logró una retribución.
El sueldo más alto que Ana ha recibido es de mil 200 pesos a la semana, pero esta oportunidad sólo fue por un mes.
La necesidad obligó a María Ana a trabajar en una carpintería, donde era ayudante de un barnizador.
“Los carpinteros me mandaban a comprarles sus tortas, hacía el aseo, cuidaba a dos perros del patrón y les daba de comer. Además terminé de chalán (ayudante) de todos”.
Hace dos meses que María Ana renunció a la carpintería, y ahora se dedica a coser cortes de piezas de zapato en su casa.
Aumenta el empleo
El caso de María Ana ilustra un problema muy común en el estado: se ha incrementado la oferta de empleos, pero mal remunerados.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Empleo, la tasa de desocupación en Guanajuato ha descendido desde hace seis años.
En febrero de 2011, la tasa de desempleo en el estado era de 6.97% y en el mismo mes, pero de 2016, bajó a 4.28%, de acuerdo con la encuesta elaborada por el INEGI.
A la par que bajó la desocupación, subió el empleo formal.
En diciembre de 2011 había 668 mil trabajadores guanajuatenses asegurados, mientras que en diciembre de 2015 el IMSS reportó una afiliación de 842 mil.
En cuatro años se formalizaron ante el IMSS 174 mil plazas laborales en el estado, lo que representó un incremento de 26%.
Pero ‘congelan’ sueldos
Aunque el empleo creció, los salarios se han mantenido bajos.
En diciembre de 2012 el salario base de cotización ante el IMSS en Guanajuato era de 211.95 pesos, mientras que al cierre del año pasado era de 244.92 pesos.
El incremento salarial en cuatro años fue de 15% (equivalente a 3.8% anual), casi a la par que la inflación, lo que significa que los ingresos de los trabajadores se mantuvieron estáticos.
Ingresos deprimidos
Bases de datos del INEGI, sobre la distribución del ingreso, muestran que ha crecido el número de guanajuatenses con percepciones de menos de dos salarios mínimos.
En diciembre de 2014 había 848 mil trabajadores que ganaban menos de 146 pesos diarios, y al cierre del año pasado sumaron 936 mil, lo que representó un incremento de 10%.
Según estas cifras del INEGI, en un año se crearon en el estado 87 mil plazas con remuneraciones de menos de 146 pesos diarios.
En contraste, la población ocupada que gana más de cinco salarios mínimos (365 pesos) apenas se incrementó 2.6% en un año.
Al cierre de 2014 había 126 mil 270 guanajuatenses que ganaban más de 365 pesos diarios, y en diciembre de 2015 el grupo de los que tienen mayores percepciones se elevó a 129 mil 612.
A este grupo se sumaron en un año tres mil 342 trabajadores.
En desventaja
Información estadística del Observatorio Laboral, de la Secretaría del Trabajo, muestran que los sueldos de Guanajuato en distintos oficios están rezagados en comparación con el promedio nacional.
Por ejemplo, un programador gana 42% menos en Guanajuato en comparación con el promedio del País.
La diferencia entre lo que gana un agente de seguros es de 85% y un mecánico industrial 19% (ver gráfica anexa).
Hasta los barrenderos tienen más altas percepciones en otras ciudades.
Esta desventaja salarial también se manifiesta en las profesiones.
Según las estadísticas del Observatorio Laboral, un abogado gana 50% más en Querétaro que en Guanajuato.
Un ingeniero civil tiene aquí un sueldo promedio de 10 mil 894 pesos y en Querétaro recibe 18 mil 745 pesos mensuales.
Aunque hay profesiones como Medicina y Contabilidad, en donde están mejor remuneradas en Guanajuato (ver gráfica anexa).
Un análisis realizado por la Unidad de Estudios Económicos de Banamex ubica a León en el sitio 23 en ingreso.
La distribución del Producto Interno Bruto por habitante en León es de 129 mil 970 al año, mientras que en Monterrey (que encabeza la lista) es de 232 mil.
Querétaro está en el quinto lugar de la tabla, con un ingreso per cápita de 176 mil pesos anuales, incluso por encima de la Ciudad de México.
Abandona su profesión
Una estética fue el negocio que Miriam Mercado abrió al público hace un año luego de recorrer varios trabajos sin lograr un sueldo acorde con su profesión.
Aunque Miriam concluyó su licenciatura en Comercio Internacional, manifestó que nunca logró encontrar un empleo con un sueldo digno, que correspondiera a si profesión.
Su primer trabajo fue en una importadora china de nombre Manualidades Estrella, donde colaboraba en la tramitología para la exportación de mercancía.
Miriam comentó que la necesidad de desarrollar su licenciatura la obligó a soportar largas horas de trabajo toda la semana así como un bajo sueldo, pues compartió que sólo llegaba a dormir a su casa, sacrificando su vida social y familiar.
Mejoró un poco su sueldo y horario cuando ingresó a una tenería donde exportaban cuero. Sin embargo, el dinero no le alcanzaba y emigró por dos años a Estados Unidos.
A su regreso se incorporó a una empresa dedicada a la venta de autopartes.
“Cuando regresé, yo creí que con mi experiencia ganaría más dinero o tendría otras oportunidades de trabajo, pero seguía todo igual de baratero”.
Miriam trabajó sólo medio año para la empresa de autopartes, pues en su experiencia laboral nunca había experimentado tanta explotación, con horarios de hasta 12 horas por un mismo sueldo de 900 pesos cada semana.
Decepcionada, se regresó a Estados Unidos, decidida a estudiar estilismo para poner un negocio en León.
La profesionista consideró que algunas empresas y sus directores abusan de las personas, en particular cuando son jóvenes, por las necesidades económicas y de aprender. Esto se traduce en bajos sueldos y largos horarios.
Deja las fábricas por el comercio
Tres años de laborar en talleres y fábricas de calzado cansaron a Janet Barajas Mandujano, por las exhaustivas horas de trabajo y el salario bajo.
Decidió “cambiar de aires”, y encontró empleo en una importadora de accesorios para casa, donde trabaja las mismas horas que en la fábrica, pero con 200 pesos más de sueldo.
Mil 300 pesos en una semana fue el mayor pago que recibió Janet en una fábrica de calzado y 600 pesos fue el menor sueldo que percibió.
Regularmente ganaba 750 pesos por el puesto de preliminar de adorno, que refiere a la persona que ayuda a pulir los detalles del zapato ya terminado.
En este puesto Janet tenía que hacer de mil a mil 200 pares diarios de 8 de la mañana a 7 u 8 de la noche.
“Lo más cansado es estar parada todo el día, si te vas al baño o te distraes se te amontonan los zapatos, cortar las hebras de la costura del zapato te cansa mucho los dedos con las tijeras, pero lo más estresante es estar encerrada todo el día con el ruido de las máquinas”.
Ahora en la importadora la joven de 19 años tiene un horario de 9 a 9 de la noche con un sueldo de 950 pesos, sin descanso. Las funciones cotidianas de Janet son ayudar a limpiar la tienda y los accesorios, acomodar cada artículo en su lugar así como atender al cliente.
Son empleadas multiusos
Carla Valeria Factor Gutiérrez emigró de Acapulco a León hace año y medio. A su llegada consiguió su primer empleo en la importadora de juguetes Nuevo Mundo.
Salía de su casa a las 9 de la mañana y regresaba a las 10 de la noche de lunes a sábado por un sueldo de 750 pesos.
Trabajar los domingos era opcional por 120 pesos el día.
Cansada de la larga jornada y poco dinero, renunció luego de medio año e ingreso en una tienda de ropa en un local de la Zona Centro.
El sueldo que recibía en ese empleo era de mil 200 pesos de lunes a domingo, sin embargo no tenía descanso.
Fueron sólo tres meses los que se mantuvo vendiendo ropa, y regresó a otra importadora, pero ahora de cosméticos y accesorios donde trabaja de lunes a sábado de 10 de la mañana a 8 y media de la noche con un sueldo de 600 pesos.
En los tres empleos, Carla platicó que ha tenido que limpiar la tienda, acomodar los artículos, realizar corte y hacer labor de venta con los clientes que llegan.
La adolescente de 16 años comentó que está en negociación de un medio turno con su jefa para poder estudiar, pues manifestó que no quiere seguir trabajando largas horas de trabajo por poco salario.