Si una persona con diabetes decide tratar su enfermedad con un doctor privado, el costo mensual que tendría que pagar llega a superar los 2 mil 700 pesos con medicamento incluido, cuando el salario mínimo por 30 días es de 2 mil 191 pesos.
En promedio, un paciente con diabetes desembolsa 900 pesos por tiras medidoras de glucosa con 100 piezas, 900 pesos por una consulta con un médico particular y 875 pesos por el medicamento completo mensual.
También muchos diabéticos compran un glucómetro, que puede costar entre 500 y 2 mil 500 pesos.
Más de 37 mil personas en el estado de Guanajuato tienen diabetes en sus tres tipos.
Niños jóvenes y adultos luchan cada día con medicamento, inyecciones y prohibiciones de algún tipo de alimento con el fin de que su salud sea lo mejor posible.
La Secretaría de Salud del Estado (SSE) tiene registradas a 37 mil 839 personas con diabetes ya sea tipo 1, 2 o gestacional, de las cuales 8 mil 103 residen en León.
La tipo 1 se presenta en la niñez y en adolescentes en menores de 16 años; la causa principal es la destrucción progresiva de las células del páncreas, que son las que producen insulina.
El tratamiento para ésta consiste en administrarse artificialmente insulina desde el principio de la enfermedad.
Mientras que la tipo 2 se presenta en edades avanzadas y es 10 veces más frecuente que la anterior.
En este tipo la producción y aprovechamiento de insulina son escasasos, por lo que se trata con pastillas antidiabéticas; en estos casos los pacientes no suelen presentar molestia, por lo que la enfermedad puede pasar desapercibida.
A Ma. del Rocío Araiza López le detectaron diabetes después de una operación de columna, y su médico le comentó que tenía que hacerse unos estudios. Ya tiene 11 años con la enfermedad.
Un par de ocasiones acudió a un médico particular y pagó 900 pesos de consulta y 875 de medicamento, por lo que por motivos económicos prefiere ir a la clínica T-47 para ser atendida.
“Me daba mucho sueño, me sentía débil y mi carácter ni yo me lo aguantaba”, platica Ma. del Rocío.
Gasta 350 a la semana
Teodora atiende a su hijo David Troncoso, quien desde hace 20 años tiene diabetes.
La madre de David, de 39 años, asegura que su hijo desarrolló la enfermedad después de un accidente que sufrió en el trabajo.
David se encuentra en una cama del Hospital General Regional desde hace un par de meses, y su mamá tiene que hacer filas en el Albergue Manuel Álvarez para recibir comida, bebidas y poder asearse.
Teodora procura gastar lo menos posible en ella para poder comprar cinco veces a la semana leche con nutrientes para David, con un costo de 54 pesos cada porción.
A causa de la enfermedad de David, su mamá tuvo que conseguir una silla de ruedas para poder trasladar a su hijo.
Cuando a Teodora wse le complica conseguir dinero para la alimentación o transporte, pide ayuda a familiares o conocidos.
“Me hago cargo de mi hijo, a la semana me gasto como 360 pesos en su alimentación porque tiene que ser especial; la medicina me la dan en el HGR”, comenta Teodora Troncoso.
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer aumenta el nivel de insulina para incrementar las reservas de energía, y en ocasiones este proceso no se produce y puede generar diabetes durante el tiempo de gestación.
“Si el bebé nace pesando más de 4 kilos, el porcentaje de que tenga diabetes aumenta, mientras que las madres al dar a luz vuelven a su vida normal”, comenta la doctora Silvia Alicia Ortiz, coordinadora Estatal de Diabéticos y Adultos Mayores.
LAS CAUSAS
Puede ser por herencia de padres o abuelos, mala alimentación, falta de actividad física o a causa de un susto fuerte o coraje.
Cuando una persona ya presenta diabetes tiene que cuidar el nivel de azúcar que consume.
Para controlar lo niveles de glucosa en la sangre, los médicos recetan principalmente acarbosa, insulina, glimepirida y glibenclamida.
CONSECUENCIAS
Pérdida de vista, peso y dientes, dolor de huesos, cansancio y hambre excesivos, mucha sudoración y pérdida de extremidades.
SÍNTOMAS
Entre los principales síntomas de la diabetes se incluyen:
• Frecuencia en orinar.
• Sensación de hambre inusual.
• Sed excesiva.
• Debilidad y cansancio.
• Pérdida de peso.
• Irritabilidad y cambios del estado de ánimo.
• Sensación de malestar en el estómago y vómitos.
• Vista nublada.
• Cortaduras y rasguños que no se curan, o se curan lentamente.
Aprende a sus 10 años a vivir con enfermedad
Sofía es una niña de 10 años que tiene que revisar su nivel de glucosa tres veces al día desde hace seis años que le detectaron diabetes tipo 1.
A los 4 años Sofía se desmayó y sus padres la llevaron al hospital, donde después de varios estudios le detectaron diabetes.
A pesar de que su padre y abuelos la apoyan para que lleve una vida normal, a diario Sofía debe pinchar su dedo en la mañana, tarde y noche para poder poner una gota de sangre en el glucómetro y saber el nivel de azúcar en su sangre.
“De lunes a viernes me tengo que revisar a las 6:50 de la mañana en punto, sábado y domingo lo hago a las 8 de la mañana”, comentó.
Sofía explicó que lo más difícil para ella es no poder comer dulces, cuando antes de la enfermedad era lo que más comía.
“Cuando se me antoja un chocolate o dulce mejor tomo mucha, mucha, mucha agua”.
Comer dulces a escondidas era lo que la menor hacía los primeros años, pero su padre le explicó que si continuaba haciendo eso, su salud a lo largo se vería afectada.
Sofía convive con niños diabéticos en una asociación donde les enseñan a vivir con la enfermedad.
“En la escuela me ofrecen dulces, pero les digo que no olviden que yo tengo diabetes y no puedo comer eso”, señaló.
“Lo máximo que puedo tener es 500, y cuando el glucómetro dice ‘high’ es porque no sabemos si ando en 800, 900 o mil, mi papá me inyecta insulina de la alta y en una hora me revisa de nuevo y si ando normal es porque andaba en 600; si no me baja, es cuando nos preocupamos y me lleva al doctor”.
Al estar consciente de que su enfermedad que puede acabar con su vida, Sofía dice que al principio se asustaba, pero con el tiempo aprendió a cuidarse.
Hacer ejercicio excesivo o no dormir son motivos para que los niveles de azúcar se alteren y pueden hacer que Sofía se desmaye y pierda el conocimiento, por lo que tiene que estar en constante revisión por ser aún una niña.
Cuesta cara alimentación especial
Luz María Salas Medina desarrolló diabetes hace 17 años en un embarazo, a causa de un susto provocado por una hemorragia.
Para mejorar su salud, Luz María cuida su alimentación; en las mañanas tiene que desayunar temprano, aunque después se vuelva a acostar.
Luz María no puede comer papa, zanahoria, carne roja, pan, refresco y dulces, y cuando quiere comer pepino, jitomate o chile tiene que retirar todas las semillas y la cáscara.
“Tengo unas pastillas guardadas que costaron 800 pesos y otras de 650 pesos porque no me cayeron, la diabetes trae muchas consecuencias”, comentó Luz María.
Por su parte, Rosa María García Ramírez, de 57 años de edad, tiene 8 años con la enfermedad, y asegura que a pesar de que médicos le recetan insulina, tiene varios meses sin usarla y su nivel de glucosa se ha mantenido dentro del rango normal sin saber por qué.
Rosa María comenta que cada que va a consulta al Instituto Mexicano del Seguro Social sale con bolsas llenas de medicina, la cual prefiere llevar a Cáritas para que alguien le dé mejor uso, ya que mucha ya no le cae.
“Sólo una ocasión la presión me subió y me tronaron los oídos, sólo tengo que cuidar mi alimentación”, platica Rosa.
Las personas que tienen diabetes comentan que los alimentos especiales para ellos tienen precios más elevados, y aunque ya existen dulces, galletas e ingredientes especiales, a veces prefieren no consumirlos por su alto costo.
La diferencia entre los pacientes con diabetes tipo 1 y las personas con diabetes tipo 2 es que las segundas no suelen necesitar una dosis diaria de insulina.
“Las personas con diabetes de cualquier tipo pueden hacer su vida normal como trabajar y viajar”, señala Silvia Alicia Ortiz, coordinadora Estatal de Diabéticos y Adultos Mayores.
Personal de la Asociación Mexicana de Diabetes en Guanajuato informa que los diabéticos tienen que acudir cada 21 días a consulta con nutriólogos, cada 30 días con psicólogos y al dentista conforme lo necesite la persona que por lo general es cada mes.