Olor a libros y estantes repletos es lo que desde ayer se encuentra en el Poliforum León, pues inició la edición 27 de la Feria Nacional del Libro de León (FeNaL).

William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, acompañados de escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, entre muchos más, dieron la bienvenida en un mural realizado ayer mismo por moneros.

Pasadas las siete de la noche, el escritor Eugenio Aguirre llegó al Patio de los Cuentos para ser reconocido por su compromiso con las letras.

“Este reconocimiento tiene un gran significado para mi vida porque yo soy un hombre de papel, desde niño estoy involucrado en los libros. Me he entregado con mucha disciplina desde 1969 cuando era un hippie de greña larga y escribí mi primera novela”, recordó el autor.

“Todos los días saludo a mis muertos, pero le doy prioridad a mis muertos escritores”, dijo haciendo alusión a personajes como José Emilio Pacheco y Vicente Leñero.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Carlos Anaya Rosique, calificó las ferias de esta índole como la mejor forma de combatir la escasez de librerías y bibliotecas en el país.

Durante su mensaje el director del Instituto Cultural de León (ICL), Carlos María Flores Riveira, evocó la primera edición de esta fiesta literaria que entonces fue dirigida por su mamá: Ana María Riveira Pérez.

Además el director enfatizó la ausencia de figuras como el director de Ediciones Del Manantial, José Luis Rangel; y el llamado “Señor del barro”, Jaime Santoyo.

En el evento estuvieron presentes el alcalde Héctor López Santillana; Armando Adame, director de la Biblioteca Estatal de San Luis Potosí (que es el estado invitado de honor de este año), entre otras personalidades del ámbito cultural.

Luego de la entrega del reconocimiento, Eugenio Aguirre platicó con algunos lectores sobre su obra más reciente, “Templo de sangre”, donde los asistentes debatieron sobre la comparación de los métodos usados por los sicarios contemporáneos y los sacrificadores aztecas.

 

‘Me gusta la nostalgia’

Con 43 libros publicados, algunos escritos con la calma que le brinda Valle de Bravo, Guadalupe Loaeza vuelve con una novela histórica enaesta edición de la FeNaL.

La última vez que Loaeza estuvo en esta fiesta literaria fue en 2011. Ahora, se dice contenta de regresar con “La mariscala”, de Editorial Planeta, que cuenta la historia de Josefa de la Peña y el mariscal Achille Bazaine, obra escrita con la colaboración de Verónica González Laporta.

“Él le llevaba cerca de 40 años y sin embargo se enamoraron, fue una historia de amor real ahí tenemos las cartas, le seguimos las pistas lo más que pudimos”, contó.

La historia rescata la pasión entre dos personajes que se conocen durante una época incómoda para nuestro país, la era del segundo imperio mexicano, y encuentra su sustento en la enorme correspondencia que sostuvieron estos personajes, cuya boda fue apadrinada por los entonces emperadores de México, Maximiliano y Carlota.

Sobre el trabajo hecho al lado de la antropóloga Verónica González, la autora lo define como una experiencia enriquecedora.

“Fue un año y medio que se pasó volando, fue una vivencia muy solidaria, respetuosa; tengo el mejor de los recuerdos del proceso, nunca hubo irritación, nos escuchábamos, yo escuchaba a la historiadora y ella escuchaba a la escritora”, comentó.

Para la autora de libros como “Siempre estará París” y “Las yeguas finas”, las novelas románticas siguen siendo fórmula infalible.

“Me gusta mucho la nostalgia, me llama mucho la atención sobre todo ahora que ya estoy mayorcita (ríe) sobre todo hablar de los 70 y 80”, agregó.

La escritora, que actualmente trabaja en la segunda parte de “Las yeguas finas” (“Las yeguas desbocadas”), admitió que le gustaría que, por ejemplo, “La Mariscala” la hicieran serie de televisión.

“Hay películas que superan a los libros, pero hay libros que son mil veces mejor”, finalizó.

Disfruta debut en León

“Pescada” en una tarde de café, Juana Inés Dehesa se tomó unos minutos para hablar con am sobre su primera visita a la Feria Nacional del Libro de León.

“Socorro (pero me dicen Coco)”, de editorial Océano, es el nombre de la novela cuya historia se sitúa en Querétaro, pero que ha encontrado lectoras identificadas en varias ciudades.

La obra cuenta la historia de Socorro, una queretana quien muestra los dilemas de las mujeres contemporáneas entre una educación tradicional o una revolución feminista, y hacer lo que le han enseñado (casarse y tener hijos), o aventurarse por otras cosas.

“En realidad es la historia de muchas mujeres y de muchas familias en todo el país, siempre me llama la atención ver cómo la reciben. No es una cosa soberbia ni de un solo lado, sino que se termina convirtiendo en una conversación, un intercambio de ideas y experiencia”, dijo la autora.

“A todos nos ha pasado que nos cuesta trabajo decidir entre quedarnos y perpetuar los modelos con los que crecimos o salir y hacer una cosa nueva”, agregó.

Para la hija del reconocido y ya desaparecido escritor Germán Dehesa, las mujeres actuales son ya lo que ella llama “heroínas respondonas”.

“Se nos olvida que vivimos en el país de Pedro Páramo y que a este país lo sostienen las mujeres, que quien está educando y formando somos las mujeres; de pronto nos quedamos calladas pero en realidad, tenemos que defendernos”, opinó.

La obra plantea una serie de reflexiones sobre lo que pasa como mujeres y lo que éstas se plantean respecto a las relaciones.

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