A pesar de sus inconmensurables vistas, del lujo interior y exterior y de la espectacular arquitectura, el Chalet Soleya tiene un origen humilde, ligado a la necesidad de sus primeros habitantes.
La vivienda fue construida para servir como refugio de un guía de montaña, mismo que se encargó de levantar la estructura y darle forma. Llevado, sobre todo, por la comodidad que representaría afincarse en el lugar que le proveía trabajo y armonía, el montañés consiguió desplegar su empirismo arquitectónico.
Pero los tiempos cambian, y también las personas. La propiedad, con nuevos inquilinos, se convirtió en un impresionante chalet de descanso.
“La estructura original se mantiene, pues quisimos respetar el antiguo código de construcción del valle, pero extenderlo a través de una arquitectura mucho más contemporánea.
“El nuevo elemento es una casa de techo plano con materiales como metal y vidrio, los cuales contrastan con la madera del edificio original”, explicó el arquitecto Renaud Chevallier, director de la oficina francesa Chevallier Architectes, responsable de esta intervención.
La elección de estos nuevos recursos, mucho más ligeros y transparentes, se deriva de la solicitud de los dueños, quienes precisaron un diseño que explotara al máximo las vistas que proporciona el valle de Chamonix, frente al Mont Blanc, el punto más alto de los Alpes y de toda la Unión Europea.
Distribuyen su contraste
La casa existente, cuya madera se ha tratado con soluciones de alto rendimiento, da lugar a las zonas privadas de la casa: dormitorios principales, cuartos para invitados y una oficina.
En tanto, la nueva estructura, que cuenta con el único roof garden de la región, el cual funciona como aislante térmico, alberga las áreas sociales de la residencia, como recepción, salón, cocina abierta, sala de estar y área de jacuzzi.
Bajo esta distribución, se aprovechan los 180 metros cuadrados de construcción con los que cuenta el Soleya.
“El elemento que se ha añadido, esta ala de cristal y aluminio negro y laqueado, contrasta con la casa original, por lo que quisimos que esta diferencia dictara los usos al interior de la vivienda, con una sección moderna diseñada para la vida social y una cabaña tradicional para el descanso”, comentó Chevallier.
El mobiliario refuerza la idea contemporánea del diseño, pues destacan elementos como una cocina abierta de la firma estadounidense Eggersmann, un jacuzzi en la terraza y una sala iluminada por arte actual y un mobiliario en tendencia.
La vivienda en su conjunto se lee como un espacio cálido, como ese perfecto refugio de protección e intimidad que imaginó el montañés muchos años atrás.
En armonía natural
La intervención consideró múltiples elementos de sustentabilidad, como una fachada abierta hacia el sol y cerrada en dirección al norte y un roof garden en la estructura que se añadió, así como soluciones que reducen significativamente el uso de energía eléctrica.