Separado en apenas un punto del Real Madrid y por escueta diferencia de goles con el Atlético de Madrid, el Barcelona defenderá su liderato de la liga española ante un rival de mal recuerdo en la penúltima fecha: el vecino Espanyol, con necesidad imperiosa de sellar su permanencia en primera división y ganas desbordadas de fastidiarle el título a su acérrimo rival.
El Barsa, que cuenta los mismos 85 puntos que el Atlético, sigue dependiendo de sí mismo para amarrar la que sería 24ta liga de su historia, y podría ganarla este fin de semana en caso de victoria combinada con derrota de los rojiblancos en visita al ya descendido Levante, y empate local del Madrid ante el Valencia. Pero el ánimo azulgrana es bien distinto al que provocó la racha de 39 partidos invicto en todas las competiciones esta misma temporada, y que truncó precisamente el Madrid en el clásico.
Ahora, el entorno culé recela de otro histórico rival, pues el Espanyol afronta el cruce con motivación parecida a la 37ma fecha del campeonato 2006-2007, cuando arañó un empate de visitante que acabó decantado agónicamente la liga del lado del Madrid.
Los “merengues”, que acumulan 84 unidades y 10 fechas seguidas ganando, esperan que una carambola parecida les beneficie y que el Atlético tampoco gane en feudo levantino.
“Son circunstancias diferentes por ser un derbi, son partidos más altos de tono, y este tiene una gran trascendencia por ser la penúltima jornada. La clave de todo es la cabeza. Hoy solo hay un equipo que pueda ser campeón, y somos nosotros”, recordó el técnico culé Luis Enrique.